En Prototipo Isidoro, Isidoro Cañones se mete de copiloto de un viejo amigo de
escuela suyo, Lolo Pique, a pedido de este tras la lesión de su copiloto habitual; aunque asustado por los pasos de montaña que hay que
atravesar, Isidoro acepta, decidido a impresionar a una rica y linda heredera, Lorena, hija del
dueño de la fábrica del auto de rally en que correrán él y Lolo. Y tienen un
adversario, Von Krápul, gran piloto, pero artero y de juego sucio, y entre
miedos y la habilidad al volante de Lolo, Isidoro encuentra espacio para su
creatividad e iniciativa para sortear los problemas que se encuentran, e incluso
tiene que ser él el piloto en una ocasión.
En Memorias que Queman, el tío Cañones contrata a un psicólogo que también es
parapsicológo, quien convence a Isidoro de que tiene poderes clarividentes,
para pocas viñetas después mostrar que en realidad es un truco con la ayuda y
conspiración de varias personas (todo aprobado por el coronel Cañones), que
tiene como propósito final "enderezar" al rey de los playboys, por lo que la
historieta se desarrolla mostrando por un lado cómo Isidoro lidia e intenta
aprovecharse de las "clarividencias" del profesor Torres, y por otro, cómo
este hace sus engaños...
Título original: Treasure Island (como libro; en entregas eraThe Sea Cook, or Treasure Island)
La isla del tesoro es una obra excelente de aventuras situada a mitad del
siglo XVIII en Inglaterra, de piratas, un tesoro enterrado que se busca con
un mapa que le queda por casualidad a un joven y que tiene la fortuna de
encontrar un par de adultos honestos con los que asociarse para ir su
búsqueda.
Es la segunda obra de Stevenson que leo desde
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. No estuvo la altura de esta última, pero sólo porque esa es una obra
maestra.
Lo mejor
Muy buena caracterización de personajes, en especial los dos
principales
Jim Hawkins, el narrador de casi todos los capítulos de la historia, hijo
del dueño de una posada, joven adolescente que se comporta como un
adolescente normal que es empujado a una aventura como esta, teniendo
entendibles reacciones de euforia, miedo, y demás en momentos
correspondientes; es astuto pero no un genio ni el tipo de niño protagonista
que termina resolviendo todo, sino que, por el contrario, respecto al
desarrollo de la aventura, las acciones están bastante distribuidas en
importancia entre los personajes, es un trabajo en equipo “sin estrellas”
aunque Hawkins tiene un papel importante por un par de planes apresurados
suyos que, aunque no le salieron como esperaba, sí pudo improvisar bien
después.
Long John Silver, el más memorable. Pirata pata de palo con un loro, temido
por toda su tripulación, con un pasado cuasilegendario como contramaestre
del ficcional temible pirata Flint, pasa por ser lo que no es. Cambia de
bandos con facilidad, es tremendamente astuto pero con alta inteligencia, no
una simple “astucia callejera”. Aunque sabe pelear, su arma principal son
sus engatusadoras palabras y su capacidad de actuación.
Silver a la izquierda, Flint a la derecha
Me lo imaginé como el Long John Silver de la obra maestra de serie Black
Sails, que es una serie precuela a este libro, y desearía que el mismo equipo
productivo-directivo-actoral adaptara este libro siguiendo la serie. ¿La han
visto?
El espíritu de aventura
La novela habría fallado grandemente si no hubiera logrado transmitirlo,
pero la pluma de Stevenson y su elección de narrador en el chico de la
travesía logran ese efecto cumplidamente, el del “I’m going on an
adventure!” de Bilbo en la primera película de El Hobbit (no recuerdo si
también lo grita en el libro). Y la aventura tiene victorias y dulzuras y
derrotas y amarguras como sería esperable, pues no hay aventura si todo sale
según el plan sin ningún inconveniente, ¿verdad?
Lo peor
Una de las principales razones por las que considero a
El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde una obra maestra es su
perfecta extensión para la historia que cuenta: prácticamente ni le sobra ni
le falta un párrafo. La isla del Tesoro, aunque lógicamente sería
prácticamente imposible que lograra lo mismo porque es una historia que
apunta a una mucho mayor extensión, sí logró provocarme el mismo efecto de
correcta extensión durante la mayor parte de las cuatro primeras partes en
que está dividida la obra (primeras 184 páginas en mi edición), pero esto
decae considerablemente para las dos partes finales, volviéndose demasiado
descriptivo (sobre todo el viaje marino en solitario de Jim) y perdiendo
ritmo.
Probablemente haya influido en estas diferencias que, mientras que
Jekyll y Hyde se publicó originalmente como libro,
La isla del Tesoro se publicó primeramente en fascículos o por
entregas en una revista y luego como libro, seguramente con cuyo texto tal
cual se había publicado.
No obstante, el final en sí de la búsqueda del tesoro, así como los
acontecimientos posteriores con los que finaliza la novela, son
satisfactorios.
De la edición: es excelente en cubierta, ilustraciones y tipografía; lo
malo es que la traducción es algo anticuada. Otra cosa que no me gusta,
aunque es de poca importancia, es que tiene el hilo-señalador, pero a mí más
bien me estorban estos hilos y prefiero usar simplemente un señalador de
cartón común (o cartas de Yugioh o de Pokemón)