Isidoro Cañones tiene la epifanía de hacer la bienal de Isidoro, o sea, una gran
fiesta, sabiendo que si él la organiza y participa tiene el éxito asegurado,
tanto localmente como para atraer turistas de todo el mundo. Además, va a
reunir en Buenos Aires a los mejores playboys de todo el mundo.
Todo esto acompañado de una amiga a la que hace renunciar graciosamente de
su trabajo para que sea su secretaria privada para la bienal.
Además, esta historia tiene uno de los momentos que han resultado más
divertidos y memorables de todo lo que he leído de Isidoro:
su tío, el coronel Cañones, sale de la casa hecho una furia por las
respuestas de Isidoro sobre la bienal, que el tío considera otra trapisonda
más de su sobrino, pero entonces llega un grupo de periodistas a la puerta
de su casa y el tío piensa asombrado y admirado: “Por la forma que moviliza
al cuarto poder, se diría que el badulaque es el quinto”. Escena que además
se remata con él yéndose, pensando ante lo que está diciendo Isidoro a
los periodistas: “¡Si me quedo, los periodistas tendrían una trágica noticia
para la página de policía!”
El show de Isidoro
Aquí Isidoro y el tío Cañones están mucho juntos por objetivos en común y
conectados: los dos buscan conquistar a dos mujeres que tienen el mismo
parentesco que ellos, tía y sobrina, aunque, mientras que el coronel está
enamorado de Finita, cosa que preocupa a Isidoro porque si se casaran
Isidoro perdería la futura herencia del tío, a Isidoro, si bien le gusta
Jane por su belleza e inteligencia, la razón principal para conquistarla es
que es una rica heredera millonaria.
Ambos tendrán problemas para sus objetivos porque están en escena también
otra pareja de tió y sobrino en la cual el tío es un viejo comediante que
provoca grandes celos en el tío y que hace que Isidoro se preocupe de que no
le quite demasiada atención a sus propias humoradas.
En Prototipo Isidoro, Isidoro Cañones se mete de copiloto de un viejo amigo de
escuela suyo, Lolo Pique, a pedido de este tras la lesión de su copiloto habitual; aunque asustado por los pasos de montaña que hay que
atravesar, Isidoro acepta, decidido a impresionar a una rica y linda heredera, Lorena, hija del
dueño de la fábrica del auto de rally en que correrán él y Lolo. Y tienen un
adversario, Von Krápul, gran piloto, pero artero y de juego sucio, y entre
miedos y la habilidad al volante de Lolo, Isidoro encuentra espacio para su
creatividad e iniciativa para sortear los problemas que se encuentran, e incluso
tiene que ser él el piloto en una ocasión.
En Memorias que Queman, el tío Cañones contrata a un psicólogo que también es
parapsicológo, quien convence a Isidoro de que tiene poderes clarividentes,
para pocas viñetas después mostrar que en realidad es un truco con la ayuda y
conspiración de varias personas (todo aprobado por el coronel Cañones), que
tiene como propósito final "enderezar" al rey de los playboys, por lo que la
historieta se desarrolla mostrando por un lado cómo Isidoro lidia e intenta
aprovecharse de las "clarividencias" del profesor Torres, y por otro, cómo
este hace sus engaños...
Título original: Treasure Island (como libro; en entregas eraThe Sea Cook, or Treasure Island)
La isla del tesoro es una obra excelente de aventuras situada a mitad del
siglo XVIII en Inglaterra, de piratas, un tesoro enterrado que se busca con
un mapa que le queda por casualidad a un joven y que tiene la fortuna de
encontrar un par de adultos honestos con los que asociarse para ir su
búsqueda.
Es la segunda obra de Stevenson que leo desde
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. No estuvo la altura de esta última, pero sólo porque esa es una obra
maestra.
Lo mejor
Muy buena caracterización de personajes, en especial los dos
principales
Jim Hawkins, el narrador de casi todos los capítulos de la historia, hijo
del dueño de una posada, joven adolescente que se comporta como un
adolescente normal que es empujado a una aventura como esta, teniendo
entendibles reacciones de euforia, miedo, y demás en momentos
correspondientes; es astuto pero no un genio ni el tipo de niño protagonista
que termina resolviendo todo, sino que, por el contrario, respecto al
desarrollo de la aventura, las acciones están bastante distribuidas en
importancia entre los personajes, es un trabajo en equipo “sin estrellas”
aunque Hawkins tiene un papel importante por un par de planes apresurados
suyos que, aunque no le salieron como esperaba, sí pudo improvisar bien
después.
Long John Silver, el más memorable. Pirata pata de palo con un loro, temido
por toda su tripulación, con un pasado cuasilegendario como contramaestre
del ficcional temible pirata Flint, pasa por ser lo que no es. Cambia de
bandos con facilidad, es tremendamente astuto pero con alta inteligencia, no
una simple “astucia callejera”. Aunque sabe pelear, su arma principal son
sus engatusadoras palabras y su capacidad de actuación.
Silver a la izquierda, Flint a la derecha
Me lo imaginé como el Long John Silver de la obra maestra de serie Black
Sails, que es una serie precuela a este libro, y desearía que el mismo equipo
productivo-directivo-actoral adaptara este libro siguiendo la serie. ¿La han
visto?
El espíritu de aventura
La novela habría fallado grandemente si no hubiera logrado transmitirlo,
pero la pluma de Stevenson y su elección de narrador en el chico de la
travesía logran ese efecto cumplidamente, el del “I’m going on an
adventure!” de Bilbo en la primera película de El Hobbit (no recuerdo si
también lo grita en el libro). Y la aventura tiene victorias y dulzuras y
derrotas y amarguras como sería esperable, pues no hay aventura si todo sale
según el plan sin ningún inconveniente, ¿verdad?
Lo peor
Una de las principales razones por las que considero a
El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde una obra maestra es su
perfecta extensión para la historia que cuenta: prácticamente ni le sobra ni
le falta un párrafo. La isla del Tesoro, aunque lógicamente sería
prácticamente imposible que lograra lo mismo porque es una historia que
apunta a una mucho mayor extensión, sí logró provocarme el mismo efecto de
correcta extensión durante la mayor parte de las cuatro primeras partes en
que está dividida la obra (primeras 184 páginas en mi edición), pero esto
decae considerablemente para las dos partes finales, volviéndose demasiado
descriptivo (sobre todo el viaje marino en solitario de Jim) y perdiendo
ritmo.
Probablemente haya influido en estas diferencias que, mientras que
Jekyll y Hyde se publicó originalmente como libro,
La isla del Tesoro se publicó primeramente en fascículos o por
entregas en una revista y luego como libro, seguramente con cuyo texto tal
cual se había publicado.
No obstante, el final en sí de la búsqueda del tesoro, así como los
acontecimientos posteriores con los que finaliza la novela, son
satisfactorios.
De la edición: es excelente en cubierta, ilustraciones y tipografía; lo
malo es que la traducción es algo anticuada. Otra cosa que no me gusta,
aunque es de poca importancia, es que tiene el hilo-señalador, pero a mí más
bien me estorban estos hilos y prefiero usar simplemente un señalador de
cartón común (o cartas de Yugioh o de Pokemón)
Este fue el primer libro que leí de Bioy Casares y me ha gustado
bastante, tal que seguramente leeré más de él en el futuro, aunque ahora
mi lista de pendientes es muy larga. Comparativamente, me ha ocasionado
una mejor primera impresión que Borges, de quien leí Ficciones, que no me
gustó tanto.
Planes para una fuga al Carmelo
Magistral cuento corto: en muy poco espacio y casi que sólo con diálogos
entre unos pocos personajes, Bioy plantea un futuro a la vez utópico y
distópico con una relación de amor entre medio, con personajes que se
sienten como cualquiera que uno podría conocer en virtudes y defectos.
Este cuento es lo primero que leí de Bioy y ha sido un muy buen
comienzo.
Máscaras venecianas
Un hombre narra la historia de cómo dejó ir al amor de su vida tras
enterarse de que tiene alguna enfermedad crónica, pero aunque la dejó ir
físicamente, nunca pudo dejarla ir en sus emociones. En un viaje por Europa
con la secreta esperanza de reencontrarla, la reencuentra en Venecia en
época de carnaval y máscaras, y entra en juego un elemento de ciencia
ficción.
Bioy crea muy bien a un ser humano
titubeante e inseguro, emocional e incapaz de manejar del mejor modo ni su
enfermedad crónica ni su amor perdido.
Historia desaforada
Difícil decir algo de esta sin espóiler. La historia es una grabación que
comienza con el entrevistador, un periodista, diciendo cómo llego hasta
donde llegó mientras su entrevistado va a hacer un té, y lo que el
entrevistado luego le cuenta es una historia frankensteniana.
Aunque la historia está bien
construida y los personajes son igual de realistas que los anteriores, esta
tuvo poco impacto emocional.
El relojero de Fausto
Olinden, un hombre melancólico y desganado por su cercano fin de vida hace
un trato con el autodenominado diablo en una fiesta por la que le entrega su
alma a cambio de que le alargue la vida cincuenta años más… Prontamente, a
Olinden le recomiendan un médico poco conocido que puede realizar una
operación que alarga la vida décadas…
No me gustó argumentalmente esta
historia, aunque el personaje de Olinden está muy bien construido. Podría
ser tanto fantasía como ciencia ficción porque las dos cosas tienen sus
justificaciones no contradictorias, lo que está bien, pero no le encontré
remate a la historia, que fuera a algún lado, pues la tensión entre si es
ciencia ficción o fantasía es insuficiente.
El nóumeno
El nóumeno es un cinematógrafo que ofrece películas cortas individualizadas
en un cabina individual. Un grupo de amigos lo utiliza y el protagonista,
que es el único que no llega a usarlo por tiempo ya que debe tomar un tren
(además de su poco interés) recibe en su quinta fuera de la ciudad una
llamada entrecortada en la que llega a entender que uno de sus amigos se
suicidó al poco de que se separaran y se pasa el tiempo hasta que vuelve a
la ciudad cavilando quién pudo haber sido.
Mientras que cuál fue el efecto final
intentado es claro, la preparación previa no lo preparó para que fuera
impactante, habría hecho falta un poco más de información sobre lo que
pensaba quien se suicidó para percibir mejor cómo encajaba el suicidio con
su personalidad.
Trío
Este es un trío de historias de amores malogrados. El primero con un
protagonista que tiene una corta aventura amorosa clandestina que esperaba
que fuera más que eso; la segunda historia la cuenta el protagonista de la
que será la tercera, contándole la historia al primer protagonista que le
había contado un médico que lo había atendido sobre el error de haber dejado
terminar su matrimonio y la soledad que eso le provocó; en la tercera, de
sólo dos páginas, el narrador de la segunda le revela al primero que también
está buscando a su amor pero el lector sabe que no la encontrará y que las
consecuencias de esa búsqueda pueden ser funestas.
Un viaje inesperado
Una corta sátira sobre el patriotismo o nacionalismo o chovinismo; estoy
inseguro de qué término usar ya que sólo hay diferencias de grado entre
estos, pero cualquiera sea, es del tipo que niega la realidad o tergiversa
los hechos. Muy bien caracterizados
para la sátira los dos protagonistas, con semejanzas con ciertos discursos
que he escuchado en la realidad.
El camino de Indias
Historia donde un reputado doctor cae en desgracia por, aparentemente,
simple mala suerte, y luego se convierte en un “charlatán” que inventa un
tónico contra la caída del cabello, siendo el desarrollo de este último tema
seguramente inspirado por la historia del desarrollo del viagra,
ocasionándole problemas tanto a él como a otros, incluyendo al narrador,
amigo del doctor.
El cuarto sin ventanas
Esta no me gustó similarmente a como no me gustó El relojero de Fausto. Hay
algo que bien podría ser fantasía, ciencia ficción o un truco de
prestidigitación, referido al cuarto del título, pero ese cuarto queda
desconectado del resto del argumento, referido a un hombre que visita Berlín
oeste (comunista) como parte de un contingente de turistas. Como a veces se
dice, no le encontré ni pies ni cabeza… o se las encontré, pero sin
conexión, o siendo de cuerpos distintos.
La rata o una llave para la conducta
No me gustó similarmente a como no me gustó El cuarto sin ventanas.
Pareciera que el cuento fue un artilugio para decir uno o dos párrafos
específicos sobre la vida y la muerte, pero la historia no terminó llegando
a ningún lado.