viernes, 18 de diciembre de 2020

RESEÑA DE LAS CRÓNICAS DE ELRIC 3 MARINERO DE LOS MARES DEL DESTINO

Las crónicas de Elric 3 Marinero de los mares del destino

Portada de Las cróncias de Elric 3


Ficha

Título original: The Sailor on Seas of Fate
Autor: Michael Moorcock
Año de publicación original: 1967, 1970, 1977
Edhasa, 2007, 1º edición, C. de Buenos Aires
Traducción: Hernán Sabaté
ISBN: 978-987-628-010-5
Ilustración de cubierta: Michael Whelan

Elric: Yo hui de los deberes de cabeza de un imperio porque buscaba la libertad. Y conseguiré alcanzarla.

Elric: ¿Por qué causa he combatido?
Capitán ciego: ¡Ah!, llámalo la Humanidad. Llámalo el Destino. Llámalo un sueño o un un ideal, si quieres.
Elric: ¿No tendré nunca una respuesta clara?

Elric: Voy donde hay peligro porque pienso que allí puede haber una respuesta, una razón para tanta tragedia y tanta paradoja. Y, pese a todo, sé que jamás la encontraré.


Mi libro favorito de las crónicas, compuesto por tres historias, cada una con su propia atmósfera y sin relaciones directas entre ellas, pero la atmósfera alrededor de la persona de Elric y Tormentosa une las historias. Y en la tercera, la más trágica, la espada negra volverá a moverse por sí sola contra la voluntad de Elric...

En la primera, de nombre Navegando hacia el futuro, el aún autoexiliado emperador albino de Melniboné, Elric, con su inseparable espada viviente Tormentosa, su salvación y su némesis, aborda un barco mágico (por decirlo con simpleza), la Nave Oscura, capitaneada por un capitán ciego que navega entre mundos y lleno de personas extrañas, incluyendo a alguien llamado Corum que dice haber combatido junto con Elric antes aunque Elric no lo había visto nunca (lo verá en el quinto libro de las crónicas, La Torre evanescente, donde se llevará a cabo la aventura de la que habla Corum aquí), y a alguien llamado Erekose que dice haber sido muchos otros, incluyendo un tal Elric, el asesino de mujeres; y además a Halcón de la Luna (Hawkmoon): estos tres y Elric son encarnaciones de un mismo ser: por primera vez se introduce en las crónicas de Elric el importante concepto del Campeón Eterno. Aunque no se dan muchas explicaciones, parece que hay una encarnación de una misma persona en cada universo del Multiverso, aunque no se dice cuál es su misión o de dónde salió.

Pero sí hay especificaciones para la misión presente: los Cuatro que son Uno deben enfrentarse y derrotar a dos seres hechiceros, Agak y Gagak, que amenazan con absorber toda la energía del Universo, incluidos los mismos Dioses, para cumplir sus propósitos en su propio universo con ella. Enfrentarse a ellos será una experiencia estremecedora para los Cuatro que son Uno y para los 16 guerreros que los acompañan, con sus vidas y sus corduras en peligro. Y esto es sólo la primera parte del libro.

En la segunda parte, de nombre Navegando hacia el presente, Elric es informado de que el Barco no puede devolverlo a su plano directamente, sino que lo dejará en otro en el que tendrá que buscar una entrada al propio, una Puerta Carmesí. El problema será que Elric tendrá que enfrentarse al misterio de un caballo mágico y un antepasado de Elric, un conde melnibonés, con un pasado trágico.

Y en la tercera y última parte, Navegando hacia el pasado, Elric y su nuevo compañero, el conde Smiorgan, son salvados de un mar embravecido por un barco al mando de un famoso explorador de los Reinos Jóvenes que en el presente va hacia una legendaria ciudad del pueblo de Melniboné de antes de que este pueblo se aposentara en la Isla del Dragón: R’lin K’ren A’a (no es un error de tipeo, se llama tal y como está escrito, y significa, en el Habla Alta de Melniboné, “donde se reúnen los ilustres”). Pero el terreno inexplorado que rodea la ciudad, y ella misma, no están deshabitados: hay unas criaturas similares a reptiles ambulantes, que a Elric le causan terror por su aspecto toscamente parecido a los de los melniboneses, como si fueran posibles antepasados evolutivos (los melniboneses no son humanos, no descienden de los monos como los habitantes de los Reinos Jóvenes). Elric espera encontrar respuestas en la antigua ciudad sobre por qué su pueblo es como es, y descubre que una reunión de Dioses llevada a cabo allí (y a partir de ella, el nombre que le quedó) fue, al menos en gran parte, la culpable. Reunión que dejó, además, a la Criatura Condenada a Vivir, un habitante de la ciudad que escuchó a escondidas lo que decían los Dioses, y estos lo condenaron a vivir sin poder decir qué escuchó sobre las reglas de la Batalla Cósmica.

En esta tercera aventura, Elric tendrá que usar mucho a Tormentosa e invocar a su Señor del Caos, Arioch, con el resultado final de un Elric depresivo y pesimista… Lo que, junto a la estupidez de su primo Yyrkoon, será lo que lo llevará en el siguiente libro, El Misterio de del lobo blanco, a comandar una flota de los Reinos Jóvenes con el objetivo de destruir Melniboné. Asimismo, continúan apareciendo indicios del futuro, y probablemente trágico, gran destino de Elric.


RESEÑA DE LAS CRÓNICAS DE ELRIC 1 ELRIC DE MELNIBONÉ

RESEÑA DE LAS CRÓNICAS DE ELRIC 2 LA FORTALEZA DE LA PERLA

Reseña de las CRÓNICAS DE ELRIC 4 EL MISTERIO DEL LOBO BLANCO

sábado, 12 de diciembre de 2020

RESEÑA DE ARTEMIS FOWL (4) LA VENGANZA DE OPAL

Artemis Fowl La venganza de Opal

Portada de Artemis Fowl 4

Ficha
Título original: Artemis Fowl 4 - The Opal Deception
Autor: Eoin Colfer
Año de publicación original: 2005
Publicado por Editorial Sudamericana bajo el sello Montena con acuerdo de Random House Mondadori, primera edición en Argentina bajo este sello, 2007, Bs. As.
Traducción: Ana Alcaina
Diseño de la antecubierta: Ariana Jenik
ISBN: 978-950-9080-16-4


Artemis Fowl ha perdido sus memorias de las Criaturas tras el lavado de memoria que ellas le efectuaron al final del libro pasado y esto ha hecho que regresara a su antiguo ser: frío genio criminal con poco interés por quiénes sean sus víctimas, aunque le preocupa que su madre pueda hacerle remorder la conciencia. No obstante, ahora se encuentra buscando un cuadro legendario, El ladrón Mágico, que le otorga a quien lo robe el título de mejor ladrón de su generación porque todos los que lo robaron antes trataron de conservarlo permanentemente.

Pero bajo tierra resulta que Opal Koboi, la covillana del segundo libro, había preparado un plan de respaldo por si su intento de revolución con Cudgeon y los goblins fracasaba, y su plan ahora pasará a la parte más activa: escape de la institución mental en la que se encuentra y venganza contra los que terminaron poniéndola ahí. Y los primeros en la lista son Holly Canija y el comandante Remo.

En este excelente libro se enfrentan tres supergenios: Artemis y Potrillo contra Opal Koboi, pero mientras que Potrillo permanece siendo el mismo que en el enfrentamiento anterior, la megalomanía de Opal se ha acentuado, junto con su paranoia y malicia, y Artemis ha retornado a ser más bien el del libro uno que el del dos, y ver de nuevo a Holly no hace que sus recuerdos reaparezcan; esto lo pone en desventaja y tiene que apoyarse en la ayuda emocional y de conocimientos de Holly para atravesar un prolongado estado de situación de desesperación al que los somete Opal, una Opal que además pretende poner en contacto a los humanos con las Criaturas, provocar una guerra entre ellas y convertirse en la emperatriz de la humanidad tras darle las armas para que los humanos ganen. Mantillo y Mayordomo, por su parte, cumplen con sus roles nuevamente, aunque Mantillo actúa ahora por un interés original de ayudar a su amiga Holly cuando escucha que está en problemas, sin negociar nada antes a su favor.

En Artemis Fowl 4, Artemis no contará con un gradual cambio como el que aconteció en los libros anteriores, sino que confrontará dos versiones de sí mismo y tendrá que decidir qué hacer con ellas.


Traducción del código en gnómico para este libro

RESEÑA DE ARTEMIS FOWL 1

RESEÑA DE ARTEMIS FOWL 3

Reseña de Artemis Fowl 5

sábado, 5 de diciembre de 2020

RESEÑA DE EL EXTRAÑO CASO DEL DR. JEKYLL Y MR. HYDE

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Portada de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Ficha
Título original: Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde
Autor: Robert Louis Stevenson
Año de publicación original: 1886
Editorial Colihue, primera edición, 2010; Buenos Aires
Traducción: Mariel Ortolano
ISBN: 978-950-563-058-5


El abogado Utterson, un típico caballero inglés de la era victoriana (1837-1901) al que no le gustan las cosas no convencionales, es informado por un amigo suyo de un incidente relacionado con alguien llamado Mr. Hyde, muy desfavorable para la imagen de este, pero cuyo nombre Utterson ya conocía porque es el heredero testamentario de su amigo, el Dr. Jekyll, por lo que concluye que la relación entre estos dos probablemente sea de chantaje: que Hyde amenace a Jekyll con exponer algún oculto error del pasado del doctor que arruine su reputación. Jekyll, sin embargo, se muestra tranquilo al respecto.

De la relación entre Jekyll y Hyde trata esta novela corta, que es la relación que tienen entre sí las distintas facetas de las vidas de las personas, tal como el comportamiento público para apegarse a convenciones en relación con lo que se desea hacer que va contra esas convenciones.

Disfruté mucho esta historia, narrada de modo en que prácticamente ni le sobra ni le falta nada en términos de extensión óptima. Una novela de misterio sin detectives, con el corazón del misterio revelándose en el anteúltimo capítulo y explicado en su totalidad en el último; con tópicos góticos adaptados a la época victoriana; con un elemento fuerte de ciencia ficción, la droga, aunque esto podría ser considerado fantasía; y las luchas intrapersonales, que son el corazón de la historia y la sede del terror.

Por supuesto, casi todo mundo conoce por algún modo la esencia de la historia. Yo había leído de pequeño una versión resumida para niños, pero aunque útil para conocer el núcleo e idea de este clásico, me alegro mucho de haber leído la historia original. No sólo porque me ha causado un deseo de leer más de Stevenson (tanto me ha gustado su prosa, más allá de la historia en sí), sino porque los mayores detalles que tiene la original respecto a la resumida de la relación entre Jekyll y Hyde es muy enriquecedora (por ejemplo, el hecho de que Hyde, un hombrecito muy pequeño, crece con el correr del tiempo).

La edición que tengo tiene además un muy buen análisis de la obra y su contexto de creación, por Mariel Ortolano, además de una selección de ensayos y cartas de Stevenson y opiniones de otros escritores sobre esta obra y sobre Stevenson como escritor.

Es un muy buen detalle, también, que en su confesión final Jekyll empieza nombrando a Hyde por "yo", pero posteriormente pasa a nombrarlo en tercera persona.

lunes, 23 de noviembre de 2020

RESEÑA DE FAHRENHEIT 451

Fahrenheit 451

La temperatura a la que el papel de los libros arde

Portada de Fahrenheit 451

Ficha

Título original: Fahrenheit 451
Autor: Ray Bradbury
Publicación original: 1953
Editorial Minotauro, tercera edición, 2007; Buenos Aires
Traducción: Francisco Abelenda
ISBN: 978-950-547-096-9

"¿A la gente de color no le gusta El negrito Sambo? Quémalo. ¿Los blancos se sienten incómodos con La cabaña del tío Tom? Quémalo. ¿Alguien escribió una obra acerca del tabaco y el cáncer pulmonar? ¿Los fumadores están afligidos? Quema la obra. Serenidad, Montag. Paz, Montag. Afuera los conflictos. Mejor aún, al incinerador".

Guy Montag es un bombero; su trabajo, como el de todos los bomberos, es quemar libros. Los libros están prohibidos porque hacen pensar a la gente cosas que las vuelven infelices. Lo importante es que no se impida a las personas entretenerse con sus pantallas de televisión y su música. Pero a Guy Montag, desde hace algún tiempo, hay cosas que le molestan, que lo sacan de su rutina mental, y se pregunta cómo podría ser su vida si las cosas fueran distintas, y qué podría haber en los libros que sea tan importante para que haya personas que se arriesguen a ir a la cárcel y que les quemen sus casas por ellos, y hasta a inmolarse antes que abandonarlos.

Esta es una historia de ciencia ficción social, como 1984 y Un mundo feliz, siendo más corta Fahrenheit que estas dos, sobre todo gracias a que no dedica una gran cantidad de tiempo a describir con muchos detalles ni la tecnología ni la sociedad en su conjunto, y tampoco las disquisiciones internas de Montag se hacen tan largas como lo son las de Winston Smith en 1984. Así, esta novela, aunque no tenga un ritmo trepidante y no me resultó un page-turner hasta cierto momento de la final y tercera parte, no se hace pesada y mantiene el interés a través de ese ritmo de velocidad media.

Contrario a 1984 y más similar a Un mundo Feliz, el protagonista, Guy Montag, interactúa con varios personajes distintos, lo que añade el interés que no obtuve de Winston Smith en 1984.

lunes, 9 de noviembre de 2020

RESEÑA DE LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES

Las aventuras de Sherlock Holmes

El primer grupo de historias cortas de Sherlock Holmes

Portada de Las aventuras de Sherlock Holmes
FICHA
Título original: The Adventures of Sherlock Holmes
Autor: Arthur Conan Doyle
Publicación original: 1891-1892 (las historias individuales); 1892 (el volumen recopilatorio)
Editorial Terramar, primera edición, 2005; Buenos Aires
Traducción: Ricardo Healy
ISBN: 987-1187-30-0

Todas las historias están narradas por Watson en tercera persona. En varias de las historias no hay delito alguno, por lo menos en términos legales, y Holmes felicita a Watson por saber elegir entre los casos interesantes aunque no haya delito, en vez de los más sensacionalistas. Aunque algunas historias me gustaron más que otras, todas son excelentes, con la única excepción de la última, que es la me que me gustó menos porque Holmes participa poco aunque la historia es larga.

Escándalo en Bohemia

Usted ve, pero no observa. La diferencia es evidente

Uno de los casos en los que Sherlock Holmes falló (aunque su cliente lo recompensa de todos modos porque el resultado parcial fue suficiente) y, de acuerdo a Watson, significó una especie de punto de inflexión en la estimación que Holmes hacía de la inteligencia de las mujeres, inteligencia de la que solía burlarse pero últimamente no le he oído hacerlo, aunque yo creo, por comentarios que Sherlock hace en otras historias sobre las mujeres, que su pensamiento estaría orientado hacia una superficialidad de las mujeres mas que a su capacidad; por ej., en una ocasión dijo que sospechó de una mujer porque ella se había puesto a contraluz, por lo que pensó que quería ocultar sus expresiones faciales para ocultar sus pensamientos, y resultó que simplemente no quería que se le viera que no se había terminado de maquillar; y, por otra parte, como ya visto en La señal de los cuatro respecto a Mary Morstan, no tiene problemas en reconocer la inteligencia de clientes mujeres una vez que las conoce por sus relatos.

De vuelta al presente caso, este también muestra explícitamente que a Holmes y Watson no les importa infringir la ley y exponerse a ser detenidos si es por una buena causa. El cliente aquí es un rey y se menciona también que SH ha servido a la familia real de Holanda, así como que la prensa publicaba intervenciones de SH en resolver casos; es decir, el talento del detective consultivo ya era reconocido ampliamente.

La liga de los pelirrojos

Al nuevo cliente de Holmes le ha ocurrido uno de los sucesos más extravagantes de las historias holmesianas, y al principio no se ve delito alguno; no lo ven ni él ni Watson, pero Holmes piensa pronto que lo hay y que se enfrenta a un plan de alguien a quien considera el cuarto hombre más inteligente de Londres y tercero en audacia, y tarea suya será predecir el siguiente movimiento para poder atraparlo.

Un caso de identidad

Una joven le pide a Sherlock que encuentre a su prometido, desaparecido del carruaje que lo transportaba a su casamiento. Holmes identifica fácilemente el caso como similar a otros en su conocimiento de la literatura criminal y se las ingenió para conseguir las pruebas que confirmaron su teoría de los hechos.

Ocurre aquí uno de los hechos más indeleblemente memorables de todas las historias de Sherlock Holmes cuando este se enfurece contra el culpable de lo ocurrido a su cliente y lo amenaza con darle de latigazos (y me escribió a fuego en la mente la primera expresión que soltó en su acaloramiento, “¡Por Júpiter!”)

El misterio de Boscombe Valley

Watson recibe un telegrama de Holmes pidiéndole que lo acompañe en un viaje en tren al oeste de Inglaterra para solucionar un caso de asesinato, el cual Holmes comienza, tras leer los diarios y el reporte del juicio, con la suposición de que el sospechoso –que lo es mucho ante todos– es inocente porque tan pronto le atribuyen demasiada imaginación como demasiado poca. Pero aún con eso, el principal factor por el que Holmes prevalece sobre Lestrade para descubrir la verdad es su trabajo de análisis sobre la escena del crimen, como en tantas otras ocasiones, aunque luego elige no seguir –tras darle su oportunidad a Lestrade– los canales oficiales para llevar al criminal a la justicia.

Las cinco semillas de naranja

Un joven llega a Baker Street para pedirle a Sherlock Holmes ayuda contra una conspiración misteriosa que se ha llevado las vidas de su tío primero y de su padre después, y ahora le ha llegado la misma amenaza que les había llegado a ellos: un sobre con una orden sobre ciertos papeles, y en el sobre, firmado por KKK, hay cinco semillas de naranja

SpoilerEl signo del Ku Klux Klan

Holmes dice aquí que ha sido vencido cuatro veces: por tres hombres y una mujer.

El hombre del labio retorcido

Watson va a sacar de un fumadero de opio a un amigo y, para su sorpresa, se encuentra allí a Holmes, disfrazado. Sherlock está allí esperando encontrar alguna pista sobre el destino de alguien que desapareció allí y, aparentemente, qué ha ocurrido es algo que sólo saben el dueño de ese fumadero y un mendigo con el labio retorcido.

El carbunclo azul

Watson visita a Holmes dos días después de Navidad y se encuentra con que está examinando un sombrero de alguien por identificar, aunque sin que haya delito alguno de por medio. Sherlock –contrario a Watson– puede hacer unas buenas suposiciones sobre la personalidad del dueño, y su identidad cobra mucha importancia cuando se descubre dentro del ganso junto al que se había encontrado el sombrero una valiosa piedra preciosa robada.

Spoiler Holmes indultará al criminal al final con la esperanza de “salvar el alma” de este. Y en la serie protagonizada por Jeremy Brett, lo que en el libro dice con calma, que la policía no le paga para cubrir sus deficiencias, en el la serie lo grita con enojo… y ambas cosas me gustan.

La banda de lunares

¿Lo ve, Watson? –gritaba- ¿Lo ve? Uno de los momentos que me resultaron de mayor clímax de las historias holmesianas.

Una joven le pide ayuda a Holmes porque teme que la muerte por medios desconocidos que le acaeció años atrás a su hermana gemela le ocurra ahora también a ella debido a extrañas cosas que ocurren últimamente en su casa. Y ocurre un momento que resulta gracioso por cómo Holmes se toma la irrupción en Baker Street del padrastro iracundo de la chica luego de que ella se fuera, que a su vez demuestra que se la ven con alguien muy peligroso. Este caso crea una de las mejores atmósferas de suspenso para el momento decisivo.

El dedo pulgar del ingeniero

Tal y como Watson advierte al principio de su relato, este ofreció poca oportunidad para que Holmes demostrara sus talentos. Por ende, es más bien una historia de suspenso de cómo el ingeniero que apareció en el consultorio de Watson con un pulgar menos llegó a ese estado.

El aristócrata solterón

El cliente de Sherlock Holmes en esta ocasión es un noble importante cuya esposa desapareció al poco rato de casarse. Holmes, no obstante, resolvió el caso sólo leyendo los diarios y a partir de sus conocimientos de la literatura criminal, antes de que St. Simon llegara para contarle los hechos, y sus preguntas al noble sirvieron para confirmárselo. Este caso contiene uno de los momentos más divertidos de todas las historias de SH debido a la gracia que le causan a Sherlock las ideas de Lestrade para intentar resolverlo, con una burla épica además:

SpoilerLestrade: ...me pareció que si la ropa estaba allí, el cuerpo no se encontraría muy lejos.
Holmes: Según ese brillante razonamiento, todos los cadáveres deben encontrarse cerca de un armario ropero.

La corona de berilos

Uno de los mejores. La corona del título, entregado como garantía a un prestamista, ha sido parcialmente robada por el hijo del mismo; parcialmente porque no falta toda la corona, sino una parte de ella con tres de sus berilos. El prestamista acude desesperado a Sherlock Holmes para que lo salve a él y a la ilustre figura británica que le había entregado la corona, creyendo que su propio hijo es en verdad un ladrón, y Holmes investigará todo con su habitual método y frialdad.

El misterio de Copper Beeches

Este caso trata sobre una joven institutriz que pide consejo a Holmes relativo a un trabajo rodeado de extrañas circunstancias. En el caso en sí Holmes tuvo muy poca participación, pero sí está la opinión de Sherlock sobre las elecciones literarias de Watson en lo relativo a sus casos, además de la frase: Datos, datos, datos! ¡No puedo hacer ladrillos sin arcilla!

martes, 13 de octubre de 2020

RESEÑA DE ARTEMIS FOWL (3) EL CUBO B

Artemis Fowl El cubo B

¿Aprovecharás la oportunidad de convertirte en un héroe?

Portada de Artemis Fowl 3

Contraportada de Artemis Fowl 3

Ficha
Título original: Artemis Fowl The Eternity Code
Autor: Eoin Colfer
Año de publicación original: 2003
Montena, primera edición, 2006, Argentina, Bs. As.
Traducción: Ana Alcaina
Diseño de la antecubierta: Juan Pablo Cambariere
ISBN: 950-9080-11-x ; 978-950-9080-11-9

 ¿Qué es el Cubo B? El cubo que todo lo ve (the C (see) Cube). Básicamente una supercomputadora que Artemis ha creado a partir de los elementos que se apropió del equipo de recuperación de las Criaturas en el primer libro, y mientras que tal dispositivo sería algo obsoleto en el mundo de las Criaturas, es algo décadas por delante de las computadoras humanas, y Artemis trata de usar su invento como parte de una negociación con un empresario llamado Jon Spiro; a Spiro no le gustan los términos y recurre a métodos violentos para apropiarse del Cubo… y Artemis termina recurriendo a las Criaturas por ayuda.
   Las Criaturas, por su parte, aceptan colaborar porque, inadvertidamente hasta que fue demasiado tarde, Artemis hizo que su invento fuera capaz de romper las defensas tecnológicas de las computadoras de las criaturas y Spiro no es el hombre que sería pacífico con respecto a ellas si las descubre, aunque tienen tiempo porque el Cubo B fue codificado por Artemis con un código de la eternidad, que sólo él puede usar.


   Narrado con el mismo estilo que en todos los libros de la serie, aquí Artemis continua su evolución sobre quién y qué ser, en lo cual sus conversaciones con su padre en recuperación en el hospital juegan un importante rol. Similares preguntas sobre sí misma trata de responder Juliet Mayordomo, siendo este, quizás, el libro con más participación de su parte. Además, Mantillo Mandíbulas tiene momentos que me resultaron de los más cómicos de la serie.

   Para finalizar: cuando leí este libro, creí que era el último, y eso hizo que el de por sí gran final, que es un extracto del diario de Artemis, fuera tremendamente más emocionante; pero aun sabiendo que no es el final, el epílogo, y podría sumarse el capítulo precedente, es uno de los mejores finales de todos los que he leído.


viernes, 2 de octubre de 2020

RESEÑA DE 1984

1984

El totalitarismo y la policía del pensamiento

Portada de 1984

Ficha

Título original: 1984

Autor: George Orwell

Año de publicación original: 1949

Maceda Distribución de libros y Gradifco, impreso en Argentina, 2019

Traducción de ?

ISBN: 978-84-616-5067-5


"La guerra es paz. La libertad es esclavitud. La ignorancia es fuerza"

   Un mundo gobernado por tres países; en Oceanía gobierna la ideología del INGSOC (English Socialism) con el partido único liderado por el Gran Hermano, siempre en guerra con uno o ambos de los otros países, y con la Hermandad, asociación subversiva interna liderada por un misterioso hombre llamado Goldstein. Telepantallas que ven y escuchan están por doquier. Consejo, afiliados y la prole; esta última es el 85% de la población y vive en la pobreza económica e intelectual: no son vigilados, o muy poco, por la policía del pensamiento porque no se los considera intelectualmente capaces de llevar a cabo ninguna rebelión, y se los mantiene así permitiendo que tengan alcohol, pornografía, loterías, y el aglutinante de la guerra contra extranjeros y subversivos, además de la constante reescritura de la historia y falseo de estadísticas. Todo lo que importa es el Partido, que incluso elimina a sus afiliados que muestren ser demasiado inteligentes, al considerarlos un peligro, y así eliminan la posibilidad de que el Partido llegue a ser erosionado desde adentro.

   Winston Smith es uno de los afiliados al Partido que trabaja en el Ministerio de la Verdad (que se encarga de mentir y falsear), cambiando documentos para que se adapten a lo que el Partido dice que ocurrió. Pero desde hace tiempo que alberga un deseo algo indefinido por cambiar algo, lo que lo convierte en un criminal del pensamiento y, así, comienza un diario, en el que escribe graves delitos del pensamiento. Algo de su actitud subversiva es notada por otra persona, que trabaja en el Ministerio del Amor, Julia, que se arriesga a hablarle para romper juntos la regla de que entre los afiliados no puede haber más amor que el amor al Gran Hermano…



   Como novela, esta obra me resultó mala y la peor que he leído hasta ahora, al punto de que ya entrado en unos dos tercios de la historia consideré si valía la pena seguir leyéndola o no (y hasta ahora, el único libro que he empezado y jamás terminado es El Silmarillion, aunque ya le daré otra oportunidad a este). Ahora bien, si lo tomo como un ensayo sobre el totalitarismo, me resultó muy bueno, sino excelente, no obstante que, en cualquier caso, la obra es extremada e innecesariamente larga (al ensayo le sobra la novela). Habitualmente, incluso, si no es una cuestión de la traducción que leí, los mismos párrafos son muy largos; habría agradecido que se acortaran un poco, aun si fuera para decir lo mismo. Como novela, Un mundo Feliz, de Huxley, aunque no me maravilló, sí me gusto considerablemente más que 1984; y como ensayos, los encuentro complementarios para investigar y alertar: la obra de Orwell trata sobre un partido único que se impone y sostiene, esencialmente, por la fuerza bruta, porque las falsedades dispersadas no serían suficientes sin la policía del pensamiento para evaporar a los criminales del pensamiento; mientras que en la obra de Huxley, el Estado mundial se sostiene teniendo a sus ciudadanos en una especie de adicción hedonista con una droga como herramienta principal.

¿Crees que lo que dice la foto de abajo es verdad?




RESEÑA DE UN MUNDO FELIZ

RESEÑA DE FAHRENHEIT 451

Reseñas en otros blogs:

http://eljardindelsuenoinfinito.blogspot.com/search/label/George%20Orwell

http://www.dondeestamilapiz.com/2015/12/resena-1984-george-orwell.html

martes, 25 de agosto de 2020

TÉTRADA (ENTRADA 3 Y FINAL)

CAPÍTULO 3

ESPIONAJE

Viernes.

Primer día oficial de espionaje. Oficial porqe la tétrada ya había brindado más atención al comportamiento del profesor Monteros en la anterior clase con él de esa semana, sin ningún resultado excepto qe su actitud no había cambiado desde qe había cambiado.

Tras haberles dicho a los adultos el día anterior qe no irían a la casa de Álex sino a un LCR[3], haber hecho esa mañana qe sus mochilas fueran lo más livianas posibles, y armados con un par de walkie-talkies verdaderos de las gemelas[4] –sus padres gastan bastante en cosas para sus hijas– y unos prismáticos, también verdaderos, qe Álex llevaba en la mochila (regalo de sus abuelos paternos en uno de sus viajes a Inglaterra), él y Auro se escondieron en la curva de una esqina y Guille y Yesi en la del otro lado, de manera qe saliera hacia donde fuera el profesor, uno de los pares podría seguirlo desde atrás y el otro retrocedería por la cuadra desde donde se ocultaban –la perpendicular a la de la entrada de la escuela– hasta ocultarse en la otra esqina y allí estarían en posiciones similares a las del comienzo. Si el profesor no doblaba, el par qe hubiera retrocedido se adelantaría de forma paralela a él hasta la siguiente esqina. Así tendrían todas las direcciones cubiertas para seguirlo, aunqe claro, tendrían qe correr mucho –lo qe sería difícil para las chicas, ya qe si bien eran chicas enérgicas, no practicaban ningún deporte fuera de las clases de educación física de la escuela, y si bien eran de las más atléticas de la clase, sólo tenían una condición física normal, mientras qe Álex y Guille tenían sus cuerpos adaptados a correr muchas horas a la semana para jugar a la pelota–.

A pesar de las dudas respecto a su practicidad, el plan funcionó a la perfección. Lograron seguir al profesor mientras este caminó seis cuadras hasta entrar a un peqeño restaurante. Eso no era nada particularmente anormal, aunqe Álex no se lo esperaba cuando Guille les comunicó esa acción por el walkie al tiempo qe él y Auro corrían tras haber perdido de vista al profesor cuando este dobló una esqina, y se detuvieron en seco. Los cuatro habían supuesto qe el profesor se iría directamente a su casa. ¿Significaba esto qe vivía tan lejos qe se pasaría de la hora del almuerzo si lo hiciera? ¿O qizá se reunía con alguien? Si era esto último no había qe perder tiempo, y les dijo a Guille y Yesi por el walkie:

—Ustedes están más cerca, fíjense si pueden entrar sin qe los vea. Cambio.

Guille: —Está bien. Cambio y fuera.

Álex –pensando en qe tenía qe decirle a Guille qe no se decía está bien, sino recibido, o copiado– y Auro continuaron, ahora solamente al trote por el bienestar de Auro mayormente, pero también por el de Álex: correr tanto con la mochila le resultó ser más incómodo y cansador de lo qe había pensado, y aunqe él se encontraba bastante bien como para continuar tres, o cuatro, o qizá hasta cinco cuadras más de la forma qe lo venían haciendo, a Auro no le qedaba tanta resistencia y supuso qe a Yessi tampoco.

Guille: —Chicos, no lo vemos, así qe debe estar detrás de esa especie de paneles qe separan a las mesas qe están contra las paredes. Cambio.

Álex y Auro llegaron a la esqina y vieron al otro par al lado del restaurante. Auro le sacó el radio a Álex y comunicó:

—Entonces entren y pónganse junto a ellos. Ave 1 —los cuatro habían decidido usar nombres clave cuando usaran los walkie, porqe no podían saber si por casualidad alguien estaría recibiendo ondas de radio en esa misma frecuencia cuando los usaran; Ave 1 era el alias de Yesi, Ave 2 el de Auro, Ave 3 el de Guille y Ave 4 el de Álex— pedí té o algo. Cambio.

Del otro lado, Guille le preguntó a Yesi, sin usar el walkie, si tenía plata para eso, y tras su respuesta afirmativa él transmitió el asentimiento del par y entraron al restaurante.

Álex, mirando a Auro: —Supongo qe si lo dejan encendido, podría escucharse lluvia del walkie, ¿no?

Auro: —No sé, pero es mejor no correr el riesgo.

Guille y Yesi deben haber pensado lo mismo porqe no les llegó ninguna comunicación, de modo qe no tuvieron otra opción más qe esperar a qe el profesor o sus compañeros salieran del restaurante, y al aburrirse pronto, conversaron de temas aleatorios, como del último capítulo qe habían visto de una serie qe los cuatro estaban viendo.

Treinta y ocho minutos después de qe Guille y Yesi hubieran entrado –las gemelas usaban un par de relojes de pulsera idénticos– salió el profesor Monteros, y con un sobresalto Álex y Auro se cubrieron con la esqina. El profesor no miró para su lado y caminó para el opuesto.

Álex empezó a seguirlo: —Vamos hasta el garash

La entrada de un garash qe se encontraba antes del restaurante tenía un peqeño espacio donde podrían ocultarse; sin el otro par para seguirlo desde otra posición, ahora debían correr más riesgos. Pero Álex había dado pocos pasos cuando Guille les habló en voz baja y apremiante:

—Aves 3 y 4, ¿me escuchan? —Álex y Auro retrocedieron rápidamente por instinto de ocultarse. —El profesor ya salió. Sigan escondidos. Cambio.

Álex, también en voz baja para procurar no causarle un problema a Guille y Yesi al no estar seguro de en qé situación estaban:

—Recibido, ya lo vimos salir y podemos verlo ahora mismo. Vamos a seguirlo, así qe salgan ustedes también. Cambio.

—¡No lo sigan! La profesora Davis —Álex y Auro se miraron extrañados buscando en el otro si habían escuchado bien— va a salir en cualqier momento y podría verlos. Nosotros vamos a esperar a qe salga. Cambio.

Auro agarró el walkie antes de qe Álex supiera qé contestar y dijo:

—Recibido. Esperen unos minutos antes de salir, después de qe se haya ido la profesora. Nosotros los esperamos en la esqina según hacia cuál salga. Cambio y fuera.

Álex protestó: —¡Pero el profe se nos va a escapar!

—Sí —asintió Auro con seguridad—, pero hoy no está haciendo lo qe hace normalmente ¿no?

—Parece qe no. —En efecto, aunqe sólo fuera porqe era poco probable qe dos maestros comieran en restaurantes muy seguido.

—Entonces no nos serviría de mucho seguirlo ahora. —Y agregó sonriendo: —Y qiero saber ya de qé hablaron él y Davis.

Álex también sonrió y concordó: —Yo también. Si hubiera sido una reunión de trabajo podrían haberla hecho más cerca de la escuela. O en la propia escuela aunqe no fuera su horario.

—Exacto.


Para qe el crimen sea perfecto, nadie debe saber qe existe, ni siqiera completos extraños qe pudieran estar escuchándolos desde una ventana si hablaban entre ellos mientras caminaban por la calle o la vereda. Se aguantaron las ganas de hablar hasta qe llegaron a una plaza y hubieron elegido un banco alejado de las pocas personas qe allí había. Estaban a la vista de cualqiera qe pasara por allí, de modo qe nadie los recordaría por “esos chicos qe parecían estar escondiéndose en la plaza”. Tampoco serían llamativas las gemelas por su condición de tales: desde mucho antes de qe estos hechos tuvieran lugar, ellas ya habían comprobado varias veces qe con cambios superficiales sencillos se veían como cualqier par de hermanas qe se llevan un año y se parecen mucho ante cualqiera qe no las observara minuciosamente; cambios en su peinado para qe a una el pelo le cubra parte de la cara y a la otra se la deje totalmente libre, usar una gorra, una sentada y otra de pie para enmascarar las alturas iguales, e incluso –dudosamente necesario ahora–, ellas habían practicado, tras echar a la suerte cuál le tocaba a cada una aprender primero, cambiar un poco sus voces sin qe sonaran forzadas –Auro podía hacer su voz algo más grave y Yesi algo más aguda, pero cada una también iba a aprender a hacer la otra–.

Para esta ocasión, Yesi se puso su gorra blanca (no la había usado desde el principio para evitar transpirarla mucho al correr) y se sentó, mientras qe Auro se cubrió un poco la cara con el pelo y permaneció de pie; Álex se sentó al lado de Yesi; Guille se mantuvo de pie al lado de Auro y en ese corro dialogaron:

Álex, sentándose: —¡Bueno, cuenten!

Guille dudó un instante de cómo comenzar y Yesi borbotó con mucha seriedad:

—¡El profesor y la profesora están en una relación clandestina, son amantes!

La sorpresa de Álex y Auro fue mayúscula, y tras un momento de demudado procesamiento ella dijo:

—¿Cómo saben? No se llamaron así a sí mismos, ¿no?

Guille: —No, pero no hizo falta porqe…

Álex interrumpió: —¡Pará, pará, cuenten la conversación desde el principio!

Yesi la contó de un tirón, ansiosa por discutir lo qe habían descubierto:

—La profesora ya estaba allí, aunqe al principio no la vimos (así qe para evitar ir al mismo lugar juntos es qe el profe salió más tarde). Nos sentamos en la mesa… eh… pegada a la suya, más cerca de la puerta.

Guille acotó: —Yesi pidió los tés antes de ir a la mesa para qe no nos reconocieran la voz.

—Sí, pero lo importante es qe apenas nos sentamos, contra el separador (por suerte era de esos con peqeños agujeritos, sino habría sido más difícil escucharlos) el profe le estaba diciendo: qe te divorcies no es lo peor qe le podés hacer a tu hijo, qe es mejor eso qe un padre qe maltrata a su madre. —Yesi hizo una pausa; aunqe ella ya lo había escuchado, contarlo también le causaba una fuerte impresión. Y ahora los cuatro estaban conmovidos. —Dijo qe él creía qe ella sabía eso, pero qe lo estaba usando como excusa porqe estaba asustada.

>>Parece qe ella se enojó, por el tono. Le dijo algo de qe un divorcio llevaría mucho tiempo para qe se termine y qe no había pruebas de abuso, y qe entonces la justicia podría darle la custodia al padre.

—Pero él dijo qe no podía aceptar seguir en esa situación, y qe ella tenía qe tomar una decisión qe nadie más iba a tomar por ella y aguantar las consecuencias.

—Después estuvieron callados bastante rato, y me parece qe la profesora lloró un poco. Y después el profesor dijo: “Cuando la tomés, por favor decime cuál es tu decisión”, y se levantó y se fue.

—Por suerte siempre miró al frente.

—La profesora no se movió, así qe Guille aprovechó para ir al baño y avisarles —finalizó Yesi.

Los cuatro se qedaron sintiendo y pensando en silencio. Ninguno había imaginado qe su espionaje revelaría algo como esto, qe el profesor estuviera irritado porqe alguien a qien qería estaba en una situación de peligro tal qe le daba más miedo tratar de escapar de este qe continuar soportándolo; qe la profesora estuviera triste –qe mostrara abiertamente ese sentimiento, qe es lo qe les había llamado la atención–, sino deprimida, como ahora suponían, por el maltrato qe le hacía su propio esposo; qe a los cuatro se les depositaría una gran responsabilidad: ¿Cosas de adultos en las qe no debían meterse? Y si eran cosas en las qe sí debían meterse, ¿cómo y con qién?


CAPÍTULO 4

DETECTIVE

Álex llegó a su casa todavía pensando, como no podía ser de otra forma, en lo descubierto y en lo qe habían discutido sobre ello.

Las gemelas qerían contárselo a sus papás, algo muy razonable para la situación ya qe eran abogados; Guillermo no qería decirle a nadie porqe temía qe lo qe hiciera cualqier persona a la qe le avisaran empeorara las cosas para la profesora; Álex no había podido tomar una decisión entre esas dos opciones, las únicas a las qe habían arribado. Entonces, decidieron qe si se lo decían a alguien sería a los padres de las gemelas y sólo a ellos, y qe tomarían la decisión final el día siguiente.

Cuando Álex llegó a su casa, su tía estaba caminando de un lado a otro con los ojos cerrados y la cabeza gacha. Álex procuró no hacer ruidos innecesarios, ya qe así era como la tía solía ponerse cuando se enfrentaba a algún problema difícil. No obstante, cuando Álex ya estaba a mitad de camino de su habitación, la tía suspiró como si se resignara y le dijo con tono ligero:

—¿Pasó algo interesante hoy?

Si le avisaban a alguien, sería a los padres de las gemelas. Había acordado eso sabiendo qe tendría qe volver a mentir.

—No. ¿Tu problema sí es interesante?

La tía hizo esa sonrisa tan suya antes de contestar, amarga y divertida a la vez:

—Sí, pero es desesperante no poder resolverlo. —Cerró los ojos al volver a concentrarse y reanudar sus pasos mientras exponía: —Buscando darle más sentimiento a la noticia, fui a entrevistar a vecinos de la pareja para qe me hablaran de ellos. Uno de los vecinos, también un hombre viejo, tenía una buena relación con ellos, y lo habían invitado a su casa algunas veces —Álex había empezado a escuchar sin ganas, pero lo hacía para no revelar qe algo anormal le había sucedido ya qe él siempre escuchaba a su tía exponer sus trabajos; sin ganas porqe qería pensar en el problema qe él y sus amigos tenían entre manos y en el de los profesores; pero la tía estaba hablando con su modo detective, como él le decía, y eso, más qe su mente empezó a rememorar aqel caso, despertaron y atraparon su interés, así qe se sentó y la escuchó con atención mientras su tía continuaba—, en una de las cuales, cuando le mostraron los libros qe tenían, le mostraron algunos libros valiosos qe protegían manteniéndolos en un estante cerrado de puerta transparente (o sea, básicamente como cualqier estante de libros pero con una puertita de vidrio); y uno de esos era un incunable.

—¿Incu-qé? —preguntó Álex liberando un poco de tensión.

—Nable —completó ella, también relajando su semblante un poco—. Yo no recordaba otra cosa qe no fuera qe son libros viejos y qe tenían algo de relación con la Biblia de Gutenberg, pero el señor me explicó qe el señor qe fue asesinado le había explicado qe los incunables son los libros desde la invención de la imprenta hasta el año mil qinientos en Europa y mil qinientos cincuenta en América. El qe tenían se llamaba (xx). —La tía dejó de caminar y semiabrió los ojos.

>>Después de hablar con ese hombre llamé a Alan —el amigo policía de la tía— para preguntarle si había sido robado algún libro y no lo habían puesto en el informe del caso todavía porqe le estaban siguiendo la pista y no qerían correr ningún riesgo de alertar al criminal de qe ellos estaban al tanto, pero me contestó qe nadie sabía nada de ningún libro. Ahora bien, el viejo me dijo qe la policía no había hablado con él; por lo tanto, cuando revisaron la casa, si faltaba un único libro podrían muy bien no haberlo notado.

>>Cuando terminó ese día Alan fue a la casa a comprobarlo, y en efecto, el libro no estaba.

—¿Como cuánto vale ese libro?

—Parece qe varios miles de dólares.

—Mucho más qe el dinero robado.

—Exacto. Y no es probable qe un ladrón asesino común hubiera reconocido el libro. qien haya sido, tenía como objetivo el libro, y esto explica también qe se haya topado con los viejos cuando entraban en la casa. En realidad, los había estado esperando, y los asesinatos y el resto del robo fueron hechos con la esperanza de qe nadie supiera qe el libro había desaparecido. Así podría venderlo usando un nombre falso sin levantar sospechas.

—Entonces ese dinero está perdido. Aunqe encuentren el libro, el criminal no podrá ser atrapado.

—Aunqe peqeña, existe la posibilidad de qe el criminal se haya confiado y haya vendido el libro sin disfrazar su cara, y al ser un libro muy raro, el comprador tal vez podría recordarlo y hacer un identikit[5]. Aunqe incluso si esto hubiera sido así y el criminal probablemente fuera intocable (o sea, qe no habría pruebas para arrestarlo), Alan y yo decidimos qe valía la pena investigar.

>>Y aqí está el problema: entre los dos hemos ido (o revisado los registros de los sucedidos) a todos los remates ocurridos en la zona desde qe se cometió el crimen, y a las casas de empeño, a bancos (ya qe ellos también lo usarían como garantía para un préstamo), y a librerías. Lo hicimos en todos los lugares así de la ciudad y ni rastro. Entonces llamé a colegas míos de las ciudades cercanas y les pedí qe realizaran la misma investigación en sus ciudades. Tampoco apareció el libro.

—¿Y no podría haberlo ido a vender a otra provincia?

—Por tiempo, sí. Pero suponiendo qe el tipo tiene un trabajo (y el libro no le daría tanto dinero como para permitirle renunciar sin más), sólo habría podido viajar durante un fin de semana, con la ida y la vuelta, a menos qe pidiera licencia. Ya he pedido a mis colegas qe revisen hasta tan lejos como calculamos qe podría llegar en tren o en auto; aún falta qe me contesten varios, pero hasta ahora todo ha sido negativo.

>>Alan pensó qe, si en efecto, fue alguien qe pidió una licencia para ir a vender el libro muy lejos, tendría poco sentido porqe lo qe gastaría en el viaje de ida y vuelta le reduciría bastante la ganancia, ya qe a menos qe corra el riesgo mayor de venderlo él mismo en un remate, el comprador siempre lo compra a un precio bastante menor de lo qe vale o él no tendría ganancia al venderlo. Entonces, y como revisar todos los pedidos de licencia de los empleados de todas las empresas de la zona, desde qe se cometió el crimen hasta hoy, llevaría muchísimo tiempo y trabajo (además de qe nadie tiene obligación de darnos sus registros sin una orden judicial), cambiamos de táctica.

>>Nos pusimos en contacto, no con los puestos de ventas o con las empresas, sino con los coleccionistas. Los coleccionistas se mantienen informados de las ventas y compras de libros valiosos en muchos lugares de todo el mundo, pero en especial, obviamente, del lugar donde viven. Si un incunable hubiera sido vendido al público, no habrían tardado mucho en enterarse, y sin embargo, ninguno sabe nada de ese libro. —La tía sonrió. —Uno de los coleccionistas incluso me dijo, bajo mi promesa de secreto, qe él probablemente se habría enterado si ese libro estuviera en el mercado negro.

Se puso seria de muevo y continuó: —Hemos buscado exhaustivamente el libro y no aparece. El criminal probablemente todavía lo tiene y no veo otra solución qe no sea avisarle a la policía, para qe alerte a todos los posibles compradores. qizá por miedo a eso el criminal no lo ha vendido. Pero, de nuevo, si tiene tanta plata como para esperar a irse a otro país y venderlo en un mercado negro de afuera, ¿para qé robar el libro asesinando? He estado tratando de predecir qé hará el criminal para poder atraparlo, pero no se me ocurre otra cosa qe tratar de dificultarle la tarea avisando a la policía, y Alan sólo me dio hasta mañana para pensar en algo verosímil o él hará la denuncia.

Álex se qedó muy enganchado con el misterio del libro desaparecido y con la desesperación de su tía por encontrarlo —por como estaba, bien podría haber sido el libro de su tía—. Se imaginó cómo él se sentiría si le robaran un libro de su preciada biblioteca: pensó qe si hubiera una posibilidad de encontrar ese mismo libro en vez de sólo comprar el mismo, lo haría. qizá al asesino también le gustaban mucho los libros…

Álex, sonriendo y con grandilocuencia: —He resuelto el caso. —La tía lo miró interrogativamente y sin darle mucho crédito, y Álex levantó su índice diestro enfáticamente mientras no dejaba de sonreír y explicaba: —El qe robó el libro lo hizo porqe ama los libros y lo robó para qedárselo. Como dice Sherlock Holmes: cuando has eliminado lo imposible, lo qe qede, por improbable qe parezca, debe ser la respuesta. ¿qé te parece?

La tía qedó extrañada y con los ojos desenfocadamente entrecerrados, y luego, murmuró en tono de revelación:

—Bibliofilia…

—¿Biblio-qé?

—Amor más allá de lo qe podría decirse normal por los libros, especialmente los libros raros. Los bibliófilos los coleccionan. Si este criminal fuera un bibliófilo hasta lo insano, obtener ese libro aun a través del asesinato es algo qe podría hacer. —Se enderezó, radiante. —¡Bien pensado, Álex! ¡Llamaré inmediatamente a Alan para empezar a buscar a los bibliófilos del área, y muy mala suerte será si hay más de uno! No debería ser difícil encontrarlo.

—Pero ¿no los habían contactado ya a los coleccionistas?

—Claro, con los coleccionistas, los qe principalmente sólo buscan libros valiosos y antiguos, pero los bibliófilos, además de esos, buscan todos los libros qe pueden. Posiblemente Alan o yo hemos hablado con el criminal cuando llamamos a los coleccionistas para preguntarles si sabían del incunable, pero ahora haremos algo distinto: preguntaremos a los libreros cuántos libros compran esos coleccionistas, y cualqier persona en particular, y una diferencia significativa en la cantidad y/o diversidad de libros seguramente nos marcará al bibliófilo. —Por supuesto, la dificultad de este plan era qe aunqe los libreros suelen recordar fácilmente a sus clientes habituales, no necesariamente todos sabrían sus nombres, por lo qe llevaría algo de tiempo cruzar datos. —Con el juez indicado podremos (bueno, podrán) conseguir la autoridad legal para allanarlo, y si se le encontrara el incunable, inspeccionar su certificado de compra falso para tratar de comprobar qe lo es, y sus cuentas para ver si podría haberlo comprado. ¡Hay esperanza!

Agarró el teléfono y llamó a Alan.

Álex estaba muy contento: ¡tal vez había ayudado a resolver un verdadero caso criminal!

Pero, en un instante, su alegría se disolvió: aunqe hubiera ayudado en este caso, seguía sin saber qé hacer con lo qe él y sus amigos habían descubierto.

Fue a su cuarto para buscar más qietud y silencio y se recostó en la cama con los ojos cerrados. Al principio, sólo sintió tristeza y enojo por la situación en qe se encontraban los profesores, pero sobre todo por la de la profesora. La profesora se veía a sí misma atrapada, y un escalofrío le recorrió la columna al imaginarse con una sensación de cautiverio. Debía detenerse; esas emociones no le ayudarían a resolver el problema. Debía pensar fría y lógicamente como los detectives de ficción. Sería lindo qe pudiera resolver esto con sólo escribir un poco, con copiar algo qe algún gran filósofo, o por qé no un detective ficticio como Sherlock Holmes, hubiera dicho, y mandárselo a la profes…

Abrió los ojos. ¡Eso era! ¡La misma profesora debía sacarse de su problema! ¡Policías, abogados, médicos, qién fuera, podrían intervenir y tomar decisiones por ella sobre las mejores formas de actuar, pero al menos la primera decisión sólo podía tomarla ella! ¡Salir de la situación dañina era una decisión suya, y una qe por lo visto qería tomar! Pero su miedo era superior a ese deseo, lo qe era completamente entendible porqe no era un miedo imaginario, su físico estaba en grave peligro. Lo qe necesitaba, entonces, era ayuda para ser más valiente y pedir ayuda. Palabras eran lo único qe serviría para ello. Palabras lo bastante poderosas como para qe su fuente no importara… ¡Un momento! Tal vez esto era demasiado fácil. Confiado como estaba en su inteligencia, Álex sabía que como un niño tenía poca experiencia y conocimientos. ¿Realmente mejoraría o las cosas con lo que acaba de pensar o sólo las empeoraría?


CAPÍTULO 5

RESOLUCIONES

Los cuatro se juntaron ese domingo en la casa de las gemelas para discutir lo qe Álex había pensado y les había comunicado por teléfono.

Como las gemelas habían apuntado cuando Álex había hablado con ellas, aunqe la idea en sí era buena, sólo serviría si tenían la habilidad suficiente para llevarla a cabo; un más o menos no funcionaría. Por lo tanto, cada uno llevó su mejor propuesta –contando a las gemelas como una unidad– y luego trabajaron juntos para sacar la mejor versión posible de las tres en una nueva. La tarea fue muy desafiante, y además los cuatro debían estar de acuerdo para el resultado final; de no haber acordado qe era condición ineludible la cuádruple aprobación, probablemente el resultado habría sido de menor calidad por la cantidad de veces qe uno, dos o tres pensaron qe habían logrado la mayor perfección posible. Esto forzó a los qe en cada ocasión estuvieron en desacuerdo porqe no les terminaba de gustar el resultado a identificar por qé no les gustaba y explicárselo a los demás, qe podían contraargumentar. Varios ratos los pasaron en silencio, algo necesario para pensar y ensayar individualmente para tratar de aumentar la calidad de las propuestas y no decir sólo lo primero qe se les ocurría.

Después de unas horas, finalmente concluyeron su empeño: una carta para la profesora.

Por suerte, Álex recordó –gracias a su memoria de un caso de Sherlock Holmes, “Un caso de identidad”– qe cada máqina de escribir es única, excepto las nuevas, porqe las teclas se gastan según el uso particular qe cada máqina recibe, así qe no usaron la máqina de escribir de su tía para anonimizar la carta, no obstante cuán peqeña fuera la chance de qe se descubriera su origen por eso: para lograr un crimen perfecto toda precaución era poca, y cuando entregaran la carta estarían declarándole a la profesora qe había sufrido algún tipo de espionaje. Por lo tanto, sencilla aunqe tediosamente, rehicieron el mensaje a mano utilizando una plantilla de letras de imprenta mayúscula qe las gemelas tenían en su casa –con los guantes de cocina puestos, aprovechando qe sus padres habían salido y no verían ese extraño comportamiento, para asegurarse de no dejar huellas dactilares en ninguna de las dos hojas del mensaje–, usando una lapicera muy común, la doblaron, y pegaron el doblez con cinta adhesiva, y la colocaron en un folio –los padres de las chicas tenían muchos y no notarían qe había uno menos–. Y se tomaron ese trabajo porqe pensaron qe así evitarían preguntas si cortaban diarios o revistas para armar el mensaje y el tutor qe hubiera comprado el diario o revista se daba cuenta; asimismo, tampoco debían ir a comprar un diario, para asegurarse de qe nadie los viera con uno, ya qe aunqe supieran qe nadie excepto el vendedor lo sabría, tendrían qe tirar el diario a la basura y a ninguno le gustaba la idea de desperdiciar tanto papel.

Luego, analizaron cómo entregársela a la profesora. Descartaron el correo porqe su esposo podría ser qien la recibiera por ese método; y como pensaron qe costaría un esfuerzo y tiempo enormes averiguar los horarios en qe ella estaba sola en la casa para entregarle ellos mismos la carta tirándola por debajo de su puerta –si esto era posible, ya qe no conocían su casa–, dejaron eso como última opción, y como muy última.

Qedaba entregársela en la escuela. Lo difícil en este caso sería hacerlo sin qe nadie los viera o adqiriera grandes sospechas sobre ellos; difícil al punto de qe consideraron con mucha seriedad correr el riesgo de qe sospecharan de ellos si uno de los cuatro dejaba la carta en el escritorio de la profe durante el recreo. Si se veía qe la profesora recibía una carta, qienqiera qe hubiera visto regresando al aula a qien la entregara se daría cuenta, y ni siqiera ocurría siempre qe el aula se vaciara por completo durante los recreos.

Guille: —Y bueno, se la ponemos escondida bajo la carpeta para qe sólo se vea un pedacito, y qe cuando la profe la saqe de abajo lea: “Profe, léala en privado”. Total, ella siempre vuelve antes qe la mayoría.

Tras un momento de duda en el qe los otros tres pensaron si algo tan simple funcionaría, felicitaron con alegría a Guillermo: por supuesto qe funcionaría; la primera impresión de la profesora sería qe algún alumno qería decirle algo relativo a la clase o a algún compañero pero qe por vergüenza o temor se lo qería decir en privado, y qe se lo decía por escrito para qe sus compañeros no supieran qe él había hablado con ella (y la única diferencia con la realidad sería qe no tendría nada qe ver con la clase).

Colocaron esas palabras con la plantilla y sólo qedó ejecutar la última fase del plan, qe pudieron llevar a cabo en la primera clase de esa semana con la profesora. Afortunadamente, la sala se vació en un momento del recreo, y antes de qe volvieran todos, Álex, con Guille como campana en la puerta –las gemelas atraían más la atención a su ubicación por su condición de tales–, se sacó el folio de dentro de la manga de la remera –a propósito de manga larga por si la campera no alcanzaba a cubrir el bulto o impedir qe sobresaliera–, donde la tenía atada a su brazo con dos banditas elásticas, y usando el folio deslizó la carta bajo la carpeta de la profesora tal y como habían acordado.

La operación fue un emocionante éxito, pero también qedaron ansiosos por saber si sus palabras, las palabras de cuatro chicos de qinto año de primaria, eran lo bastante buenas para darle valor a un adulto con un grave y peligroso problema de adulto. Y aunqe Álex no se los dijo, él también tenía el temor de qe empeoraran las cosas...


No intentaron volver a seguir al profesor Monteros, ni tampoco lo intentaron con la profesora Davis, ya qe después de esa carta qe habían firmado con “ALGUNOS DE SUS ALUMNOS” seguramente estarían más conscientes de sus alrededores. De hecho, ya les había parecido verlos a ambos buscando con la mirada a qiénes entre sus alumnos podrían haberle enviado esa carta a la profesora, aunqe qizá los cuatro tuvieran esa sensación porqe habían sido ellos los qe la habían enviado.

Pero no tuvieron qe esperar mucho. En la semana siguiente, la clase fue sorprendida en su inicio con esta proclama de la profesora, qe sonrió plácidamente en ese momento:

—Algunos de ustedes me dejaron una carta la semana pasada, y les agradezco a esos alumnos sus palabras.

Los remitentes disimularon y se unieron a sus compañeros en pedirle explicaciones a la profesora, pero esta no dijo nada más al respecto y la clase continuó normalmente; y cuando los alumnos se preguntaban unos a otros sobre qiénes y qé carta, los cuatro mintieron.

La tétrada se esforzó mucho a partir de entonces en disimular por un tiempo, sobre todo, procurando no dejar salir su euforia para nadie más qe ellos: por lo qe la profesora había dicho, ¡sus palabras habían funcionado! ¡“Crimen” perfecto! Y efectivamente, las clases de la profesora Davis y el profesor Monteros volvieron a la normalidad; qizá, incluso, los dos estaban con un poco de mejor humor.


1º caso de La Tétrada.
Clientes: La Tétrada.
Misión: Seguimiento con espionaje del profesor Monteros. Ante la información recogida en medio de su primer día de misión, cambian su objetivo a ayudar a la profesora Davis a salir de su situación de violencia doméstica.
Resultado: Ayuda otorgada satisfactoriamente.

Anexo: meses después de finalizada la misión, la profesora Davis obtuvo el divorcio y la custodia total de sus hijos.


Y la ayuda fue otorgada absolutamente gratis, pero como Álex, Guille, Yesi y Auro estuvieron de acuerdo, las emociones de la aventura y la alegría de haber contribuido a la alegría de dos personas eran suficiente recompensa para este caso autootorgado, junto a su deseo de permanecer anónimos. No obstante, sí cobrarían por sus servicios cuando tuvieran como clientes a otros qe no fueran ellos mismos.


Después de qe la profesora hubiera hecho ese reconocimiento, en la misma semana, Álex tuvo otra gran alegría. La tía lo sorprendió haciendo ella misma papas fritas con milanesas, el plato favorito de ambos, y diciéndole, en un estado casi eufórico como Álex no recordaba haberla visto –al menos sin qe hubiera tomado algo de alcohol, pero el estado de ahora era más calmado–:

—¡Es para festejar nuestro gran éxito! Gracias a nuestra ayuda, un asesino ahora está tras las rejas y un libro muy valioso ha sido recuperado.

—¡¿En serio?! —Álex nunca había tenido muchas esperanzas de qe se alcanzara ese resultado.

—¡Totalmente! Lo localizamos tal y como te dije, sólo había un coleccionista de características bibliófilas cerca. Entonces Alan llevó el caso a un juez; me dijo qe el juez no estaba muy entusiasmado con el argumento de “el único coleccionista de libros de toda clase en el área en la cual desapareció un libro muy valioso”, pero Alan lo asustó diciéndole qe esto le había llegado por un periodista (o sea yo, pero obvio qe no me nombró) y qe si no ejecutaba la orden de allanamiento, ese periodista (o sea yo) publicaría un artículo muy desfavorable para ellos, atacando a la ineptitud policial y, específicamente, la del juez qe no ordenó el allanamiento, con lo qe qedaría escrito como “causa probable ignorada por probable soborno”. Como este juez está buscando un ascenso ahora mismo, parece qe no qiso arriesgarse a qe le ensucien su nombre frente a la opinión pública; aunqe reconozco qe aun así tuvimos suerte de qe decidiera mandar el allanamiento…

>>Encontraron el libro y el tipo fue arrestado. Es cierto qe qizá esto no alcance para probar el asesinato, pero para eso tendría qe “confesar” qe adqirió el libro en el mercado negro, y al menos tendrá algún castigo por eso. Y yo me encargaré de marcarlo como el sospechoso en el diario.

Álex soltó una risa y dijo con pícara diversión:

—Así qe ayudé a atrapar un criminal ¿eh? —y practicó una reverencia a un público imaginario, como Sherlock Holmes en la primera de sus novelas cuando Watson y él se conocieron justo después de qe él hubiera hecho un gran descubrimiento.

Y la tía le respondió en el mismo tono:

—¡Así es, oh, gran detective! ¡Haz encontrado tu profesión!

Álex les contó a sus amigos con gran pompa y fanfarria “su gran hazaña”, y aunqe los tres qedaron encantados con el caso, se tomaron a broma su participación en él por habérsela contado con tanta dramatización, y al final los cuatro se rieron por tener a “un detective oficial” en el eqipo.



FIN DEL 1º CASO

[3]Local de comidas rápidas..

[4]Según creo, un término más correcto es el de handie-talkie o HT, al ser walkie-talkie usado principalmente para referirse a los HT de juguete, o por desconocimiento de que ese es su uso más acertado; y no obstante, pero creo que en inglés se utiliza más comúnmente el término -en ese idioma- radio. Pero como en esa época los llamábamos walkie-talkie –y así les habían sido regalados a las gemelas- ése es el término que se utiliza aquí.

[5]Identikit: retrato hecho a partir de una descripción. También: retrato hablado y retrato robot.

domingo, 9 de agosto de 2020

TÉTRADA (ENTRADA 2)

Prólogo y capítulo 1

CAPÍTULO 2

CRIMEN PERFECTO



El siguiente lunes los cuatro amigos estaban en la casa de las gemelas. Su casa era grande y lujosa gracias a qe los padres de las niñas eran abogados qe hacían mucho dinero.

Ese día, la tétrada estaba jugando al Clue[1]. Como no estaban jugando con la máxima seriedad, el juego no les impedía conversar, y en un momento se pusieron a qejarse de su profesor de historia.

El profesor Monteros había estado susceptible en las últimas tres semanas, mandando tareas adicionales al menor descontrol de los alumnos –incluyendo el descontrol “normal” en chicos de esa edad–, aumentando la tarea y el ritmo de estudio habituales y levantando la voz fácilmente. Aunqe nunca llegó a la agresión verbal de palabras per se, ahora nadie qería hablar en clase ni para responder sus preguntas, porqe si fallaba la respuesta era desdeñado y castigado con más tarea.

En medio de las qejas, Guille dijo:

—Está casi lo opuesto a la profesora Davis[2].

—Sí —dijo Alex recordando—, ella ha estado más bien depresiva.

Auro: —Y gracias a eso no ha mandado mucha tarea.

Yesi: —En cambio deberíamos vengarnos de Monteros para qe aprenda a no desqitarse con sus alumnos.

Álex: —Desqitarse de qé, me gustaría saber.

Auro: —¿qé importa?

—No sé —admitió Alex encogiéndose de hombros, ya qe sólo estaba curioso.

Yesi, con alegría traviesa: —¡Entonces vengarse es un hecho! ¿Cómo lo hacemos?

Guille: —¿Poniéndole algo al café cuando no esté mirando y qe nunca se dé cuenta?

Auro: —¿Cómo qé?

Álex: —Bah, ¿pero de qé serviría si nunca se da cuenta…?

Yesi: —¡Eso sería lo divertido!

Auro: —¡El crimen perfecto!

Guille, contagiado del entusiasmo de las chicas: —Ponerle sal, tal vez. Con eso capaz qe hasta sale del aula para ir a cambiarlo.

Álex: —qe salga del aula sí me gusta; aunqe no le enseñaría ninguna lección.

Yesi: —Para eso necesitamos algo de lo qe sí se dé cuenta, es verdad.

Álex, sonriendo: —Lo mejor sería demostrarle qe dijo algo eqivocado de historia frente a todos.

Guille, escéptico: —No creo, no es de esos qe nunca reconocen un error.

Auro: —No, lo qe hay qe hacer es cometer más crímenes perfectos como el del café.

Yesi: —Sí, como bromas pesadas.

Álex, con una risita de diversión pura: —Entonces deberíamos empezar con espionaje.

Guille también rio y dijo: —Sí, vamos a seguirlo. Ahora qe lo pienso, ni siqiera sabemos si vive en este barrio o dónde.

Auro, en concordancia: —¿Entonces lo primero qe hacemos es seguirlo cuando sale de la escuela el viernes? —Ya qe tenían al profesor dos veces por semana pero sólo el viernes en la última hora de clases.

Los otros tres, con divertida seriedad: —¡Sí!.

Guille: —No creo qe nuestros tutores se pongan muy contentos con la idea.

Álex, medio en broma: —Mi tía capaz qe sí, si le digo qe es para hacer una investigación periodística.

—Pero mi mamá es docente también, así qe tal vez le avise al profesor.

Yesi: —No tiene qe saber esto nadie más qe nosotros cuatro, o no sería un crimen perfecto.

Álex asintió: —Cierto. No me gusta mentir, pero esto no le hace daño a nadie; ni al profesor le hace un daño verdadero.

Auro: —Entonces ¿estamos de acuerdo? ¿Nadie lo sabe salvo nosotros cuatro?

Los otros tres: —¡De acuerdo!

Auro: —¡De acuerdo!





[1]“Cluedo” en Reino Unido, “Clue” en Estado Unidos; "Clue" se pronuncia en español "clu" y significa pista o indicio. En el centro del tablero hay un sobre con las cartas-soluciones puestas al azar. Los jugadores mueven las fichas por el resto del tablero, que representa distintas habitaciones, para buscar quién cometió el asesinato, con qué arma y en qué habitación; cada uno tiene cartas que no son esas respuestas y con la fórmula “yo sugiero que fue tal en tal lugar con tal arma” –dicha estando en la habitación que menciona- uno fuerza a alguno de los otros jugadores a revelarle a él solo una de sus cartas que lo contradiga en alguno de esos elementos; así, cada jugador va eliminado posibilidades de forma individual, hasta que alguien realiza la acusación final y comprueba la respuesta en el sobre en el que se habían colocado al azar las cartas-soluciones (y si falló, queda eliminado).

[2]"Deivis"

sábado, 8 de agosto de 2020

TÉTRADA (ENTRADA 1)

Este es el prólogo y el primer capítulo de un cuento de mi creación. Son cinco capítulos en total y el domingo publicaré el segundo.
Alexander, con sus amigos y compañeros de quinto de primaria, Guillermo, Yésica y Aurora, deciden espiar a un profesor porque no les gusta el cambio de actitud que ha tenido últimamente, pero se toparán con algo inesperado y chocante. Y Álex, además, tiene una participación en un caso de investigación periodística de su tía sobre un asesinato.

TÉTRADA

PRIMER CASO



PRÓLOGO

No, no es un error: a todos los dígrafos "qu" los reemplacé por una solitaria "q". ¿Por qué? Para incrementar el grado de correspondencia de "un fonema, una letra" del español, y la "q" cumple las mismas reglas que el "qu". Denle una oportunidad y luego comenten si se acostumbraron o no, si es mejor así o mejor vuelvo a usar el dígrafo en el futuro. Y ya respecto a la historia...

Esta es la primera historia qe cuento en papel, y también es la del primer caso en el qe participé como uno de los protagonistas y no como un simple oyente.

Mi propósito al escribir este prólogo, en vez de presentarles la historia directamente, es decirles qe lo qe les voy a contar es verdadero… excepto por algunas cosas, pero estas no son las importantes, sino solamente nombres propios de personas y lugares, ocultamientos necesarios para salvaguardar identidades de individuos qe no qieren ser conocidos por sus nombres verdaderos –incluyéndome a mí y a mis parientes y amigos–, o porqe no tenía ganas de preguntarles si les gustaría serlo, o porqe aunqe ellos qieran, yo no qiero qe lo sean. No obstante, sí debería darles una idea de dónde y cuándo transcurren los hechos: Argentina, en los noventa (antes de la masificación de los celulares y de Internet).

Otra cuestión: este prólogo está en primera persona, pero lo qe sigue (la historia en sí) lo narré en tercera persona porqe me pareció qe así sería más cómodo para mí y qe así podría contar hechos qe no supe en su momento qe estaban sucediendo y de los cuales me enteré más tarde. De esta forma, he podido desarrollar mejor las cosas en el camino hacia la resolución de la historia, o eso espero. Pero sí utilizo la primera persona en las notas al pie de página, donde explico algunas cosas qe el lector no necesariamente entenderá sin estas, y me refiero sustancialmente a los lectores niños.

Y en cuanto a por qé escribo y publico esto… Las razones son sencillas y espero contárselas en alguna otra historia.

¡Espero qe se entretengan!

ALEXANDER D. GREIT





CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN Y UN CASO IRRESOLUTO

—¡Truco! —dijo Álex.

—¡Qiero retruco! —dijo Aurora.

—¡Qiero vale cuatro!

—¡Qiero!

—¡As de bastos!

—¡As de espadas!

—¡Ahh, maldición!

—¡31 a 26, ja, ja! ¡Aprendan, chicos!

—¡Alexander! —exclamó con exasperación la gemela de Aurora, Yésica—. ¿Para qé cantaste truco?

—¡Tendrías qe haber jugado callado! —concordó eufóricamente Aurora—. ¡Gracias por facilitarnos la victoria, Álex!

—¡Es totalmente injusto! —protestó Álex llevándose las manos a su cabeza de pelo castaño claro—. ¡Siempre estuvimos adelante hasta esta mano!

—¡Y sí —repuso Guillermo, el de pelo castaño oscuro—, hicimos una remontada espectacular digna de los libros de la historia del truco!

Guillermo y Aurora chocaron manos victoriosamente. Yésica suspiró con fastidio, se apartó un mechón rubio oscuro de la cara y terminó de un sorbo lo qe qedaba de su té. Alexander estaba demasiado molesto por la catastrófica derrota como para declamar qe la próxima vez él ganaría y qe ellos sólo habían tenido suerte (como lo hacía usualmente cuando perdía) así qe empezó a juntar las cartas mientras los vencedores relataban de forma grandilocuente y dramática cómo habían triunfado.

Los cuatro amigos eran compañeros de 5° año de primaria. Asistían en el turno mañana, y en general, las tardes de los lunes, miércoles y viernes se juntaban en las casas de las gemelas, de Guille y de Álex respectivamente. Los martes y los jueves las chicas tenían por la tarde clases de inglés y de música, y los chicos jugaban a la pelota con otros amigos y compañeros. Además, Álex y Guille eran miembros de eqipos de fútbol rivales, y coincidentemente ambos entrenaban en sus respectivos clubes en las tardes-noches de los lunes, miércoles y viernes, y jugaban los sábados partidos por el campeonato, mismo día en qe las gemelas asistían a clases de computación.

—¿Cómo decías, Álex? —se burló Guille—. ¡Ah, sí: “Ríndanse, así ya empezamos otra, si es obvio qe ganamos”!

Guille era el mejor amigo de Álex. Se habían hecho amigos desde el primer día en qe se conocieron, el primer día de clases del primer año de primaria, y su relación había empezado aún antes de entrar al aula, de una forma muy simple:

—¿Me das un caramelo? —le había preguntado Guille al verlo comiendo uno.

—Bueno —había respondido Álex dándole uno—. ¿Cómo te llamás?

—Guillermo. Gracias. ¿Y vos?

—Alexander.

—Nunca había escuchado ese nombre.

—Mi papá es inglés, él lo propuso y a mi mamá le gustó.

—¿En serio es inglés?

En ese momento no pudieron seguir hablando porqe las maestras pidieron silencio para saludar, pero cuando llegaron a su aula se sentaron a la misma mesa y continuaron la conversación en donde se habían qedado:

—¿En serio tu papá es inglés?

Y aunqe después se convirtieron en jugadores de eqipos rivales por la cercanía de cada club a sus respectivas casas, eso no desvirtuó en modo alguno su amistad (eso sí, la amistad no entraba a la cancha cuando sus eqipos jugaban entre sí: en la cancha eran rivales y ni siqiera se hablaban). Sin embargo, tampoco era una amistad en la qe reinaban la paz o los abrazos sentimentales; muchas veces se pelearon en “peleas de niños no violentas” por nimiedades… pero una hora después ya estaban como si nada hubiera pasado.

—Ay, pobre hermanita, te tocó con Álex. ¡Tal vez sea un castigo de Dios porqe sos la gemela malvada!

La respuesta de Auro fue ponerle la almohada de Álex en la cara, tumbándola sobre la cama.

—¡Sí, soy muy mala! —dijo antes de qe Yesi le pateara el trasero para sacársela de encima y después la golpeara con la almohada.

Lo común es qe los hermanos gemelos sean muy unidos y esta pareja no era la excepción. Además de ser idénticas físicamente por ser gemelas (los mellizos son los qe tienen un parecido más normal de hermanos), también eran prácticamente idénticas en sus personalidades. A pesar de qe tras un poco de conversación se podría arriesgar identificarlas, nunca era con altas probabilidades de acertar, en especial porqe nunca podía saberse si estaban fingiendo ser la otra, acción qe podían ejecutar a la perfección y con la cual se divertían mucho. Y aunqe sus padres les compraban ropas con algunas diferencias para cada una y así poder reconocerlas a simple vista, ellas no tenían ningún problema en usar las prendas intercambiadas o combinadas.

Álex había guardado las cartas porqe –como finalmente la partida se había prolongado mucho debido a la remontada, tras estar muy atrás, del eqipo ganador– ya casi eran las seis y media y no qedaba suficiente tiempo para jugar otra partida, y tal vez ni siqiera un chico. En consecuencia, los cuatro fueron a la sala de estar (peqeña, ya qe Álex vivía en un apartamento común con su tía) y miraron un poco la tele hasta qe llegó el padre de las gemelas a buscarlas para llevarlas a casa, y entonces los cuatro chicos bajaron a la calle.

Las chicas se despidieron de los chicos con los usuales saludos de mutuos besos en los cachetes y se fueron en el auto de su padre. Álex y Guille se dijeron “nos vemos” acompañando gestos de despedida con una mano respectivamente y se fueron en sentidos opuestos, cada uno a entrenar con su club.

Álex regresó de la práctica a las ocho y veinte (su tía había ido a buscarlo), y mientras ella empezaba a preparar la cena él fue a pegarse una ducha. Después de eso, leyó un rato una historieta hasta qe empezó el partido de fútbol de los viernes a la noche, y a los pocos minutos de qe este comenzara su tía sirvió la comida para ambos.

Pronto, como el partido no era muy entretenido, Álex le preguntó a su tía:

—¿En qé estás trabajando ahora?

Descripción física: treinteañera, usa anteojos, forma física descuidada a pesar de qe puede caminar mucho por su trabajo, debido a su mala alimentación con mucha comida chatarra —aunqe solía cocinar más saludable para su sobrino—, alta respecto al promedio argentino de las mujeres, pelo negro.

Era periodista y trabajaba para un diario tanto con sus propios artículos como ejerciendo de correctora de estilo. Sus áreas para sus artículos solían ser policiales y sociales, y como Álex era muy curioso, la tía solía contarle cosas sobre sus investigaciones, qe por supuesto, él no debía repetir a un tercero.

La tía contestó: —Hoy ya se cumplen dieciocho días desde ese asesinato doble en qe cortaron la electricidad de una manzana y no han atrapado a los culpables, y la policía está tan cerca de conseguirlo como de lograr qe les aumenten el sueldo. El artículo en el qe estoy trabajando se refiere a la ineptitud policial, aunqe me está costando un poco plantearlo adecuadamente, hum… darle el tono adecuado —trató de ser más específica, y luego añadió como hablándose a sí misma: —Sí, lo mejor será citar también anteriores casos de fracasos, pero sólo de paso o me qedaría el artículo muy largo.

—¿Pero de verdad son ineptos o es un caso muy difícil?

—Bueno, la cosa había sido así —respondió ella sentándose más derecha—. Los dueños de la casa robada eran una pareja casada de más de cincuenta años y sin hijos, y todos los días primero de cada mes salían a cenar a la misma hora, al mismo restaurante, y regresaban a su casa entre la una y las dos de la noche. El robo estuvo obviamente planificado de antemano para aprovecharse de esa rutina. Se llevaron tres mil pesos y unas joyas menores (collares y aretes de plata y oro). El ladrón todavía estaba en la casa cuando ellos regresaron; se escondió cuando ellos entraron y los mató a puñaladas —esa situación fue algo más cruel qe como lo contó la tía, pero ella consideró qe Álex no necesitaba oír esos detalles para entender el crimen, qe sí eran el material principal de los artículos sensacionalistas—. Todo fue silencioso y el ladrón, qe había entrado forzando una puerta trasera, parece qe sencillamente salió por la puerta principal aprovechando la oscuridad qe él había creado. No se encontraron huellas dactilares ni rastros de ADN del asesino.

—¿Y cómo hizo para cortar la electricidad?

—Se subió a uno de los postes de la luz para manipular la caja usando un árbol qe estaba pegado. De hecho, sospecho qe la posibilidad de poder hacer eso fue lo qe lo inspiró a cometer el crimen.

—A mí me parece difícil de resolver.

—Es difícil porqe es común, pero la policía no se ha esforzado mucho en buscar e interrogar a los conocidos de la pareja, lo qe debería haber sido una prioridad dado qe parece qe el asesino sabía qe algo de valor podía encontrar en la casa. Y dudo de qe hayan hecho una investigación de la escena del crimen apropiada —refiriéndose por apropiada a una de primer nivel—. Aunqe hay algo qe me molesta un poco. Si sabía a qé hora iban a volver, debería poder haberse ido de la casa con tiempo de sobra.

—¿Tal vez esperó mucho para cortar la luz para tratar de hacerlo cuando la gente estuviera durmiendo?

—No, la cortó a las cero horas y la pareja dejó el restaurante como a la una y cuarto. qizá sí se excedió en el tiempo qe dedicó a buscar cosas de valor, pero esa explicación no me cierra del todo.


Álex vivía con su tía porqe su madre, argentina, y su padre, inglés, vivían en Inglaterra desde hacía dos años. Álex había nacido en Argentina, pero desde sus siete meses habían vivido en Inglaterra hasta justo antes de qe empezara la primaria, para cuyo inicio ya se habían vuelto a mudar a Buenos Aires. Cuando Álex terminó el tercer año, sus padres decidieron volver a vivir en Inglaterra, pero al oponerse su hijo fuertemente, lo dejaron qedarse a vivir con su tía y ellos se fueron con la hermana mayor de Álex, y él iba a Inglaterra en las vacaciones de invierno y de verano.

Aunqe interesantes, las razones detrás de tantas idas y vueltas no tienen relación directa con la presente historia, de modo qe contarlas qedará para otra ocasión (o tal vez para nunca, no lo sé)