sábado, 8 de agosto de 2020

TÉTRADA (ENTRADA 1)

Este es el prólogo y el primer capítulo de un cuento de mi creación. Son cinco capítulos en total y el domingo publicaré el segundo.
Alexander, con sus amigos y compañeros de quinto de primaria, Guillermo, Yésica y Aurora, deciden espiar a un profesor porque no les gusta el cambio de actitud que ha tenido últimamente, pero se toparán con algo inesperado y chocante. Y Álex, además, tiene una participación en un caso de investigación periodística de su tía sobre un asesinato.

TÉTRADA

PRIMER CASO



PRÓLOGO

No, no es un error: a todos los dígrafos "qu" los reemplacé por una solitaria "q". ¿Por qué? Para incrementar el grado de correspondencia de "un fonema, una letra" del español, y la "q" cumple las mismas reglas que el "qu". Denle una oportunidad y luego comenten si se acostumbraron o no, si es mejor así o mejor vuelvo a usar el dígrafo en el futuro. Y ya respecto a la historia...

Esta es la primera historia qe cuento en papel, y también es la del primer caso en el qe participé como uno de los protagonistas y no como un simple oyente.

Mi propósito al escribir este prólogo, en vez de presentarles la historia directamente, es decirles qe lo qe les voy a contar es verdadero… excepto por algunas cosas, pero estas no son las importantes, sino solamente nombres propios de personas y lugares, ocultamientos necesarios para salvaguardar identidades de individuos qe no qieren ser conocidos por sus nombres verdaderos –incluyéndome a mí y a mis parientes y amigos–, o porqe no tenía ganas de preguntarles si les gustaría serlo, o porqe aunqe ellos qieran, yo no qiero qe lo sean. No obstante, sí debería darles una idea de dónde y cuándo transcurren los hechos: Argentina, en los noventa (antes de la masificación de los celulares y de Internet).

Otra cuestión: este prólogo está en primera persona, pero lo qe sigue (la historia en sí) lo narré en tercera persona porqe me pareció qe así sería más cómodo para mí y qe así podría contar hechos qe no supe en su momento qe estaban sucediendo y de los cuales me enteré más tarde. De esta forma, he podido desarrollar mejor las cosas en el camino hacia la resolución de la historia, o eso espero. Pero sí utilizo la primera persona en las notas al pie de página, donde explico algunas cosas qe el lector no necesariamente entenderá sin estas, y me refiero sustancialmente a los lectores niños.

Y en cuanto a por qé escribo y publico esto… Las razones son sencillas y espero contárselas en alguna otra historia.

¡Espero qe se entretengan!

ALEXANDER D. GREIT





CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN Y UN CASO IRRESOLUTO

—¡Truco! —dijo Álex.

—¡Qiero retruco! —dijo Aurora.

—¡Qiero vale cuatro!

—¡Qiero!

—¡As de bastos!

—¡As de espadas!

—¡Ahh, maldición!

—¡31 a 26, ja, ja! ¡Aprendan, chicos!

—¡Alexander! —exclamó con exasperación la gemela de Aurora, Yésica—. ¿Para qé cantaste truco?

—¡Tendrías qe haber jugado callado! —concordó eufóricamente Aurora—. ¡Gracias por facilitarnos la victoria, Álex!

—¡Es totalmente injusto! —protestó Álex llevándose las manos a su cabeza de pelo castaño claro—. ¡Siempre estuvimos adelante hasta esta mano!

—¡Y sí —repuso Guillermo, el de pelo castaño oscuro—, hicimos una remontada espectacular digna de los libros de la historia del truco!

Guillermo y Aurora chocaron manos victoriosamente. Yésica suspiró con fastidio, se apartó un mechón rubio oscuro de la cara y terminó de un sorbo lo qe qedaba de su té. Alexander estaba demasiado molesto por la catastrófica derrota como para declamar qe la próxima vez él ganaría y qe ellos sólo habían tenido suerte (como lo hacía usualmente cuando perdía) así qe empezó a juntar las cartas mientras los vencedores relataban de forma grandilocuente y dramática cómo habían triunfado.

Los cuatro amigos eran compañeros de 5° año de primaria. Asistían en el turno mañana, y en general, las tardes de los lunes, miércoles y viernes se juntaban en las casas de las gemelas, de Guille y de Álex respectivamente. Los martes y los jueves las chicas tenían por la tarde clases de inglés y de música, y los chicos jugaban a la pelota con otros amigos y compañeros. Además, Álex y Guille eran miembros de eqipos de fútbol rivales, y coincidentemente ambos entrenaban en sus respectivos clubes en las tardes-noches de los lunes, miércoles y viernes, y jugaban los sábados partidos por el campeonato, mismo día en qe las gemelas asistían a clases de computación.

—¿Cómo decías, Álex? —se burló Guille—. ¡Ah, sí: “Ríndanse, así ya empezamos otra, si es obvio qe ganamos”!

Guille era el mejor amigo de Álex. Se habían hecho amigos desde el primer día en qe se conocieron, el primer día de clases del primer año de primaria, y su relación había empezado aún antes de entrar al aula, de una forma muy simple:

—¿Me das un caramelo? —le había preguntado Guille al verlo comiendo uno.

—Bueno —había respondido Álex dándole uno—. ¿Cómo te llamás?

—Guillermo. Gracias. ¿Y vos?

—Alexander.

—Nunca había escuchado ese nombre.

—Mi papá es inglés, él lo propuso y a mi mamá le gustó.

—¿En serio es inglés?

En ese momento no pudieron seguir hablando porqe las maestras pidieron silencio para saludar, pero cuando llegaron a su aula se sentaron a la misma mesa y continuaron la conversación en donde se habían qedado:

—¿En serio tu papá es inglés?

Y aunqe después se convirtieron en jugadores de eqipos rivales por la cercanía de cada club a sus respectivas casas, eso no desvirtuó en modo alguno su amistad (eso sí, la amistad no entraba a la cancha cuando sus eqipos jugaban entre sí: en la cancha eran rivales y ni siqiera se hablaban). Sin embargo, tampoco era una amistad en la qe reinaban la paz o los abrazos sentimentales; muchas veces se pelearon en “peleas de niños no violentas” por nimiedades… pero una hora después ya estaban como si nada hubiera pasado.

—Ay, pobre hermanita, te tocó con Álex. ¡Tal vez sea un castigo de Dios porqe sos la gemela malvada!

La respuesta de Auro fue ponerle la almohada de Álex en la cara, tumbándola sobre la cama.

—¡Sí, soy muy mala! —dijo antes de qe Yesi le pateara el trasero para sacársela de encima y después la golpeara con la almohada.

Lo común es qe los hermanos gemelos sean muy unidos y esta pareja no era la excepción. Además de ser idénticas físicamente por ser gemelas (los mellizos son los qe tienen un parecido más normal de hermanos), también eran prácticamente idénticas en sus personalidades. A pesar de qe tras un poco de conversación se podría arriesgar identificarlas, nunca era con altas probabilidades de acertar, en especial porqe nunca podía saberse si estaban fingiendo ser la otra, acción qe podían ejecutar a la perfección y con la cual se divertían mucho. Y aunqe sus padres les compraban ropas con algunas diferencias para cada una y así poder reconocerlas a simple vista, ellas no tenían ningún problema en usar las prendas intercambiadas o combinadas.

Álex había guardado las cartas porqe –como finalmente la partida se había prolongado mucho debido a la remontada, tras estar muy atrás, del eqipo ganador– ya casi eran las seis y media y no qedaba suficiente tiempo para jugar otra partida, y tal vez ni siqiera un chico. En consecuencia, los cuatro fueron a la sala de estar (peqeña, ya qe Álex vivía en un apartamento común con su tía) y miraron un poco la tele hasta qe llegó el padre de las gemelas a buscarlas para llevarlas a casa, y entonces los cuatro chicos bajaron a la calle.

Las chicas se despidieron de los chicos con los usuales saludos de mutuos besos en los cachetes y se fueron en el auto de su padre. Álex y Guille se dijeron “nos vemos” acompañando gestos de despedida con una mano respectivamente y se fueron en sentidos opuestos, cada uno a entrenar con su club.

Álex regresó de la práctica a las ocho y veinte (su tía había ido a buscarlo), y mientras ella empezaba a preparar la cena él fue a pegarse una ducha. Después de eso, leyó un rato una historieta hasta qe empezó el partido de fútbol de los viernes a la noche, y a los pocos minutos de qe este comenzara su tía sirvió la comida para ambos.

Pronto, como el partido no era muy entretenido, Álex le preguntó a su tía:

—¿En qé estás trabajando ahora?

Descripción física: treinteañera, usa anteojos, forma física descuidada a pesar de qe puede caminar mucho por su trabajo, debido a su mala alimentación con mucha comida chatarra —aunqe solía cocinar más saludable para su sobrino—, alta respecto al promedio argentino de las mujeres, pelo negro.

Era periodista y trabajaba para un diario tanto con sus propios artículos como ejerciendo de correctora de estilo. Sus áreas para sus artículos solían ser policiales y sociales, y como Álex era muy curioso, la tía solía contarle cosas sobre sus investigaciones, qe por supuesto, él no debía repetir a un tercero.

La tía contestó: —Hoy ya se cumplen dieciocho días desde ese asesinato doble en qe cortaron la electricidad de una manzana y no han atrapado a los culpables, y la policía está tan cerca de conseguirlo como de lograr qe les aumenten el sueldo. El artículo en el qe estoy trabajando se refiere a la ineptitud policial, aunqe me está costando un poco plantearlo adecuadamente, hum… darle el tono adecuado —trató de ser más específica, y luego añadió como hablándose a sí misma: —Sí, lo mejor será citar también anteriores casos de fracasos, pero sólo de paso o me qedaría el artículo muy largo.

—¿Pero de verdad son ineptos o es un caso muy difícil?

—Bueno, la cosa había sido así —respondió ella sentándose más derecha—. Los dueños de la casa robada eran una pareja casada de más de cincuenta años y sin hijos, y todos los días primero de cada mes salían a cenar a la misma hora, al mismo restaurante, y regresaban a su casa entre la una y las dos de la noche. El robo estuvo obviamente planificado de antemano para aprovecharse de esa rutina. Se llevaron tres mil pesos y unas joyas menores (collares y aretes de plata y oro). El ladrón todavía estaba en la casa cuando ellos regresaron; se escondió cuando ellos entraron y los mató a puñaladas —esa situación fue algo más cruel qe como lo contó la tía, pero ella consideró qe Álex no necesitaba oír esos detalles para entender el crimen, qe sí eran el material principal de los artículos sensacionalistas—. Todo fue silencioso y el ladrón, qe había entrado forzando una puerta trasera, parece qe sencillamente salió por la puerta principal aprovechando la oscuridad qe él había creado. No se encontraron huellas dactilares ni rastros de ADN del asesino.

—¿Y cómo hizo para cortar la electricidad?

—Se subió a uno de los postes de la luz para manipular la caja usando un árbol qe estaba pegado. De hecho, sospecho qe la posibilidad de poder hacer eso fue lo qe lo inspiró a cometer el crimen.

—A mí me parece difícil de resolver.

—Es difícil porqe es común, pero la policía no se ha esforzado mucho en buscar e interrogar a los conocidos de la pareja, lo qe debería haber sido una prioridad dado qe parece qe el asesino sabía qe algo de valor podía encontrar en la casa. Y dudo de qe hayan hecho una investigación de la escena del crimen apropiada —refiriéndose por apropiada a una de primer nivel—. Aunqe hay algo qe me molesta un poco. Si sabía a qé hora iban a volver, debería poder haberse ido de la casa con tiempo de sobra.

—¿Tal vez esperó mucho para cortar la luz para tratar de hacerlo cuando la gente estuviera durmiendo?

—No, la cortó a las cero horas y la pareja dejó el restaurante como a la una y cuarto. qizá sí se excedió en el tiempo qe dedicó a buscar cosas de valor, pero esa explicación no me cierra del todo.


Álex vivía con su tía porqe su madre, argentina, y su padre, inglés, vivían en Inglaterra desde hacía dos años. Álex había nacido en Argentina, pero desde sus siete meses habían vivido en Inglaterra hasta justo antes de qe empezara la primaria, para cuyo inicio ya se habían vuelto a mudar a Buenos Aires. Cuando Álex terminó el tercer año, sus padres decidieron volver a vivir en Inglaterra, pero al oponerse su hijo fuertemente, lo dejaron qedarse a vivir con su tía y ellos se fueron con la hermana mayor de Álex, y él iba a Inglaterra en las vacaciones de invierno y de verano.

Aunqe interesantes, las razones detrás de tantas idas y vueltas no tienen relación directa con la presente historia, de modo qe contarlas qedará para otra ocasión (o tal vez para nunca, no lo sé)

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