lunes, 23 de noviembre de 2020

RESEÑA DE FAHRENHEIT 451

Fahrenheit 451

La temperatura a la que el papel de los libros arde

Portada de Fahrenheit 451

Ficha

Título original: Fahrenheit 451
Autor: Ray Bradbury
Publicación original: 1953
Editorial Minotauro, tercera edición, 2007; Buenos Aires
Traducción: Francisco Abelenda
ISBN: 978-950-547-096-9

"¿A la gente de color no le gusta El negrito Sambo? Quémalo. ¿Los blancos se sienten incómodos con La cabaña del tío Tom? Quémalo. ¿Alguien escribió una obra acerca del tabaco y el cáncer pulmonar? ¿Los fumadores están afligidos? Quema la obra. Serenidad, Montag. Paz, Montag. Afuera los conflictos. Mejor aún, al incinerador".

Guy Montag es un bombero; su trabajo, como el de todos los bomberos, es quemar libros. Los libros están prohibidos porque hacen pensar a la gente cosas que las vuelven infelices. Lo importante es que no se impida a las personas entretenerse con sus pantallas de televisión y su música. Pero a Guy Montag, desde hace algún tiempo, hay cosas que le molestan, que lo sacan de su rutina mental, y se pregunta cómo podría ser su vida si las cosas fueran distintas, y qué podría haber en los libros que sea tan importante para que haya personas que se arriesguen a ir a la cárcel y que les quemen sus casas por ellos, y hasta a inmolarse antes que abandonarlos.

Esta es una historia de ciencia ficción social, como 1984 y Un mundo feliz, siendo más corta Fahrenheit que estas dos, sobre todo gracias a que no dedica una gran cantidad de tiempo a describir con muchos detalles ni la tecnología ni la sociedad en su conjunto, y tampoco las disquisiciones internas de Montag se hacen tan largas como lo son las de Winston Smith en 1984. Así, esta novela, aunque no tenga un ritmo trepidante y no me resultó un page-turner hasta cierto momento de la final y tercera parte, no se hace pesada y mantiene el interés a través de ese ritmo de velocidad media.

Contrario a 1984 y más similar a Un mundo Feliz, el protagonista, Guy Montag, interactúa con varios personajes distintos, lo que añade el interés que no obtuve de Winston Smith en 1984.

lunes, 9 de noviembre de 2020

RESEÑA DE LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES

Las aventuras de Sherlock Holmes

El primer grupo de historias cortas de Sherlock Holmes

Portada de Las aventuras de Sherlock Holmes
FICHA
Título original: The Adventures of Sherlock Holmes
Autor: Arthur Conan Doyle
Publicación original: 1891-1892 (las historias individuales); 1892 (el volumen recopilatorio)
Editorial Terramar, primera edición, 2005; Buenos Aires
Traducción: Ricardo Healy
ISBN: 987-1187-30-0

Todas las historias están narradas por Watson en tercera persona. En varias de las historias no hay delito alguno, por lo menos en términos legales, y Holmes felicita a Watson por saber elegir entre los casos interesantes aunque no haya delito, en vez de los más sensacionalistas. Aunque algunas historias me gustaron más que otras, todas son excelentes, con la única excepción de la última, que es la me que me gustó menos porque Holmes participa poco aunque la historia es larga.

Escándalo en Bohemia

Usted ve, pero no observa. La diferencia es evidente

Uno de los casos en los que Sherlock Holmes falló (aunque su cliente lo recompensa de todos modos porque el resultado parcial fue suficiente) y, de acuerdo a Watson, significó una especie de punto de inflexión en la estimación que Holmes hacía de la inteligencia de las mujeres, inteligencia de la que solía burlarse pero últimamente no le he oído hacerlo, aunque yo creo, por comentarios que Sherlock hace en otras historias sobre las mujeres, que su pensamiento estaría orientado hacia una superficialidad de las mujeres mas que a su capacidad; por ej., en una ocasión dijo que sospechó de una mujer porque ella se había puesto a contraluz, por lo que pensó que quería ocultar sus expresiones faciales para ocultar sus pensamientos, y resultó que simplemente no quería que se le viera que no se había terminado de maquillar; y, por otra parte, como ya visto en La señal de los cuatro respecto a Mary Morstan, no tiene problemas en reconocer la inteligencia de clientes mujeres una vez que las conoce por sus relatos.

De vuelta al presente caso, este también muestra explícitamente que a Holmes y Watson no les importa infringir la ley y exponerse a ser detenidos si es por una buena causa. El cliente aquí es un rey y se menciona también que SH ha servido a la familia real de Holanda, así como que la prensa publicaba intervenciones de SH en resolver casos; es decir, el talento del detective consultivo ya era reconocido ampliamente.

La liga de los pelirrojos

Al nuevo cliente de Holmes le ha ocurrido uno de los sucesos más extravagantes de las historias holmesianas, y al principio no se ve delito alguno; no lo ven ni él ni Watson, pero Holmes piensa pronto que lo hay y que se enfrenta a un plan de alguien a quien considera el cuarto hombre más inteligente de Londres y tercero en audacia, y tarea suya será predecir el siguiente movimiento para poder atraparlo.

Un caso de identidad

Una joven le pide a Sherlock que encuentre a su prometido, desaparecido del carruaje que lo transportaba a su casamiento. Holmes identifica fácilemente el caso como similar a otros en su conocimiento de la literatura criminal y se las ingenió para conseguir las pruebas que confirmaron su teoría de los hechos.

Ocurre aquí uno de los hechos más indeleblemente memorables de todas las historias de Sherlock Holmes cuando este se enfurece contra el culpable de lo ocurrido a su cliente y lo amenaza con darle de latigazos (y me escribió a fuego en la mente la primera expresión que soltó en su acaloramiento, “¡Por Júpiter!”)

El misterio de Boscombe Valley

Watson recibe un telegrama de Holmes pidiéndole que lo acompañe en un viaje en tren al oeste de Inglaterra para solucionar un caso de asesinato, el cual Holmes comienza, tras leer los diarios y el reporte del juicio, con la suposición de que el sospechoso –que lo es mucho ante todos– es inocente porque tan pronto le atribuyen demasiada imaginación como demasiado poca. Pero aún con eso, el principal factor por el que Holmes prevalece sobre Lestrade para descubrir la verdad es su trabajo de análisis sobre la escena del crimen, como en tantas otras ocasiones, aunque luego elige no seguir –tras darle su oportunidad a Lestrade– los canales oficiales para llevar al criminal a la justicia.

Las cinco semillas de naranja

Un joven llega a Baker Street para pedirle a Sherlock Holmes ayuda contra una conspiración misteriosa que se ha llevado las vidas de su tío primero y de su padre después, y ahora le ha llegado la misma amenaza que les había llegado a ellos: un sobre con una orden sobre ciertos papeles, y en el sobre, firmado por KKK, hay cinco semillas de naranja

SpoilerEl signo del Ku Klux Klan

Holmes dice aquí que ha sido vencido cuatro veces: por tres hombres y una mujer.

El hombre del labio retorcido

Watson va a sacar de un fumadero de opio a un amigo y, para su sorpresa, se encuentra allí a Holmes, disfrazado. Sherlock está allí esperando encontrar alguna pista sobre el destino de alguien que desapareció allí y, aparentemente, qué ha ocurrido es algo que sólo saben el dueño de ese fumadero y un mendigo con el labio retorcido.

El carbunclo azul

Watson visita a Holmes dos días después de Navidad y se encuentra con que está examinando un sombrero de alguien por identificar, aunque sin que haya delito alguno de por medio. Sherlock –contrario a Watson– puede hacer unas buenas suposiciones sobre la personalidad del dueño, y su identidad cobra mucha importancia cuando se descubre dentro del ganso junto al que se había encontrado el sombrero una valiosa piedra preciosa robada.

Spoiler Holmes indultará al criminal al final con la esperanza de “salvar el alma” de este. Y en la serie protagonizada por Jeremy Brett, lo que en el libro dice con calma, que la policía no le paga para cubrir sus deficiencias, en el la serie lo grita con enojo… y ambas cosas me gustan.

La banda de lunares

¿Lo ve, Watson? –gritaba- ¿Lo ve? Uno de los momentos que me resultaron de mayor clímax de las historias holmesianas.

Una joven le pide ayuda a Holmes porque teme que la muerte por medios desconocidos que le acaeció años atrás a su hermana gemela le ocurra ahora también a ella debido a extrañas cosas que ocurren últimamente en su casa. Y ocurre un momento que resulta gracioso por cómo Holmes se toma la irrupción en Baker Street del padrastro iracundo de la chica luego de que ella se fuera, que a su vez demuestra que se la ven con alguien muy peligroso. Este caso crea una de las mejores atmósferas de suspenso para el momento decisivo.

El dedo pulgar del ingeniero

Tal y como Watson advierte al principio de su relato, este ofreció poca oportunidad para que Holmes demostrara sus talentos. Por ende, es más bien una historia de suspenso de cómo el ingeniero que apareció en el consultorio de Watson con un pulgar menos llegó a ese estado.

El aristócrata solterón

El cliente de Sherlock Holmes en esta ocasión es un noble importante cuya esposa desapareció al poco rato de casarse. Holmes, no obstante, resolvió el caso sólo leyendo los diarios y a partir de sus conocimientos de la literatura criminal, antes de que St. Simon llegara para contarle los hechos, y sus preguntas al noble sirvieron para confirmárselo. Este caso contiene uno de los momentos más divertidos de todas las historias de SH debido a la gracia que le causan a Sherlock las ideas de Lestrade para intentar resolverlo, con una burla épica además:

SpoilerLestrade: ...me pareció que si la ropa estaba allí, el cuerpo no se encontraría muy lejos.
Holmes: Según ese brillante razonamiento, todos los cadáveres deben encontrarse cerca de un armario ropero.

La corona de berilos

Uno de los mejores. La corona del título, entregado como garantía a un prestamista, ha sido parcialmente robada por el hijo del mismo; parcialmente porque no falta toda la corona, sino una parte de ella con tres de sus berilos. El prestamista acude desesperado a Sherlock Holmes para que lo salve a él y a la ilustre figura británica que le había entregado la corona, creyendo que su propio hijo es en verdad un ladrón, y Holmes investigará todo con su habitual método y frialdad.

El misterio de Copper Beeches

Este caso trata sobre una joven institutriz que pide consejo a Holmes relativo a un trabajo rodeado de extrañas circunstancias. En el caso en sí Holmes tuvo muy poca participación, pero sí está la opinión de Sherlock sobre las elecciones literarias de Watson en lo relativo a sus casos, además de la frase: Datos, datos, datos! ¡No puedo hacer ladrillos sin arcilla!